Cuenta una leyenda de la lejana China que…
…un día de mucho calor, un joven se acercó a la orilla del río y se arrodilló junto al agua. Iba a introducir las manos dentro para refrescarse, enjuagarse el rostro con el agua fresca. Pero un momento antes de que los dedos acariciaran el agua fresca, vio en el espejo que formaba la superficie del agua la imagen de la Muerte reflejada tras él.
Se levantó completamente asustado y preguntó.
—¿Qué quieres? Soy joven y sano. ¿Por qué vienes a buscarme sin avisar? Me queda tanto todavía por hacer.
—No vine a buscarte todavía —le contestó la Muerte. Tranquilízate y ve a tu casa sin temor, es a otra persona a la que estoy esperando. No vendré a buscarte sin avisarte, te lo prometo.
Aquel joven volvió ese día a casa exultante de alegría. Se hizo mayor, conoció a una bella muchacha con la que se casó, tuvieron hijos, esos hijos crecieron, y la vida siguió su curso natural.
Un día, de nuevo en verano y con mucho calor, aquel hombre, ya de edad avanzada, se encontraba otra vez junto al río para refrescarse. Se lavó las manos y la cara con el agua fresca del río.
Cuando quiso levantarse, una extraña opresión en el pecho le impedía moverse, parecía como si le hubieran colocado un gran peso encima que le impedía levantarse.
Cuando miró hacia los lados en un intento desesperado de encontrar ayuda, vio junto a él, sentada, a la Muerte.
Se sobresaltó de nuevo, pero aún así, la saludó y pregunto.
—¿Pero, tú que quieres?
—Es a ti al que quiero —le contestó ella— hoy tengo que llevarte conmigo, ha llegado la hora.
Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo.
—Me habías prometido que no vendrías a buscarme sin avisar antes. No has cumplido tu promesa.
—Te avisé y te previne.
—¿Me avisaste? ¿Me previniste? No es verdad, estas mintiendo.
—Es verdad y lo hice de mil maneras, cada vez que te mirabas al espejo veías como cada día nuevas arrugas surcaban tu rostro. Tus cabellos se iban volviendo blancos, notabas como tus articulaciones
se iban agarrotando, como al cansarte te faltaba el aliento y como tus huesos se volvían frágiles.
Cada día veías que tus hijos se hacían mayores y te entregaban nietos que también crecían. Como puedes decir que no te avisé y que no te previne.
Vemos que, a lo largo de toda una vida, hay miles de señales que nos van preparando para que nos acostumbremos a llegar al final. Nosotros no queremos ser conscientes de ellas, pero están
ahí.
Texto; Extracto del libro "Cuentos de sabiduría" (Miguel Adrover Caldentey)
Foto; Gran Muralla China- (Miguel Adrover caldentey)
Buen relato para reflexionar. No sabemos ni el dia de la hora, pero hay señales que nos van avisando de nuestra fecha de caducidad. Es conveniente no obsesionerse pero tampo vivir como si no fuera con nosotros. Es lo único que tenemos seguro... llegará
ResponderEliminarUn beso
Vaya, se antoja pesado andar observando esos 'avisos de la muerte', pero son ley de vida...
ResponderEliminarSaludos y disfruta del fin de semana, amigo.
pues ahora sí que me ha impresionado tu relato, no vemos las señales o no las queremos ver, buen fin de semana.
ResponderEliminarMadre miaaaaaaaaaaaaa! pero que os ha dado hoy, a mis blogs amigos, que varios estais con este tema...
ResponderEliminar...desde luego tu relato a modo de cuento es precioso...
...muchos avisos, muchos...pero en esta cultura nuestra, nacemos con algo seguro, que algún día partiremos, es lo único seguro que tenemos al nacer, y en cambio...es lo que no aceptamos en ningún momento...que será!!!!
Preciosa reflexión que me dejas para el fin de semana.
Un placer leerte
Abrazotessssssssssssss
Venimos sin fecha de caducidad. Ni siquiera la falta de canas o arrugas te dan garantía de nada.
ResponderEliminarAunque es difícil hay que estar preparado para ello y vivir cada día como si fuera el ultimo.
Avisos???...todos los del mundo. Observa la naturaleza y sabrás realmente lo que es la vida.
Gracias por tus visitas a mi casita y por lo que dejas en ella.
Un abrazo de amapola.
Jooooooder, acabo de escribir alñgo directamente relacionado con esto. Chafardeo por la red, perdido en sus aguas, el destino y Desbrozador de fantasias, me traen aquí. Jooooooder. me ha encantado el cuento. y si es cierto, nos da avisos y muchos. Acaso estamos ciegos?
ResponderEliminarExcelente el texto
ResponderEliminarpara reflexionar
Namasté Madroca
Hola Miguel!! Como siempre un texto maravilloso. Quizás uno no quiera ver esas señales. Hasta, a veces, tratamos de disimularlas.
ResponderEliminarBesossss
Joo, normal...¿quién quiere morirse? Muy pocas personas. A lo que más me impacta son las muertes de personas jóvenes en momentos o circunstancias inesperadas....
ResponderEliminarSi me encuentro con la muerte creo que me iré con ella de botellón. :P
Pienso que hay signos, evidencias, señales pero no queremos darnos cuenta que el camino siempre tiene un final, un final que nunca sabemos donde está, tal vez a la vuelta de la esquina y por eso mismo nos hacemos un poco los ""locos""
ResponderEliminarUn gran abrazo
Y feliz fin de semana !
Vaya estaba escribiendo algo sobre ésto, pero nos sé si lo coloque en mi Blog, es tan cercana la línea que separa la vida de la muerte, que no queremos abrir los ojos para verla, pero siempre está presente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gran relato, y es verdad. La idea de la muerte es algo que siempre postergamos, al principio por ser demasiado jovenes, luego por no ser lo suficientemente viejos. Pero tarde o temprano llegara.
ResponderEliminarexcelente tema, con un gran mensaje. me gusta.
ResponderEliminarun abrazo amigo
Hola vine a verte y desearte un feliz fin de semana desde mis "eSPIGAS DEL ALMA "buenas noches ...un beso
ResponderEliminarMarina
Es mejor no pensar en ello. Sabemos que tiene que llegar pero... Lo mejor es olvidarse... y disfrutar... sin pensar.
ResponderEliminarUn beso Madroca.
India
es como para recorda o nose algo de 0.o wow nosabemos cuando caera y cuando pasara pero si pasa rapio o lento no me arrepiento de todo lo hecho :D
ResponderEliminarexcelente relato, en todo nuestro alrededor existen señales, evidencias; casi todas se nos pierden de vista pero las que más ignoramos, sin duda, son las de la muerte, un momento al que todos llegaremos y el que más nos cuesta afrontar.
ResponderEliminarun abrazo.
El primer dia que naixem ja tenim el destí de la nostra vida, sempre ho he pensat, suposo que lo millor es viure cada dia com si fos l'ultim, i d'aquesta manera ens costara menys marxa, tot i aixi crec que som alguna cosa mes que carn, i que la mort no és el final.
ResponderEliminarun petonet de vida :)
Duro? triste? REAL. Parte de nuestra historia, el último capítulo. No creo que haya que vivir pensando en que esto se acaba, sino que en lo posible hay que aprovechar el tiempo para que cuando, nos digan se acabó la fiesta, sea lógico marcharnos a descansar.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo (y gracias por tan bonitas palabras en tu último comentario en mi blog.)
Muy bueno y cierto este cuento, a veces no somos conscientes de muchas señales que vamos recibiendo a lo largo de nuestra vida que nos avisan de muchas cosas por venir, las obviamos y luego nos sentimos alterados por los imprevistos. Por eso hay que estar despiertos, atentos, mantener ábiertas las puertas del corazón y no dejar que ninguna señal se nos escape.
ResponderEliminarUn gran abrazo Miguel
Hace días que también puse algo sobre la muerte y su relación con las mariposas, recuerdo que comentaste que era un tema fascinante, y lo es, pero últimamente ¿¿¿porqué hablamos tod@s en nuestros blogs tanto sobre la muerte??? Es curioso.
ResponderEliminarDesde que nacemos, como comentaba el otro día una amiga del blog, la vida y la muerte van cogidas de la mano, solo que a veces no queremos hacer evidente lo que es, y nos negamos a ver la muerte como algo natural, incluso llegamos a tenerle miedo.
Una lección importante esta que le da la muerte al anciano, en el cuento, lo único que demasiado tarde para él.
Estemos más atentos a todo y vivamos de verdad, antes de que sea tarde.
Besos.
Holita...
ResponderEliminarAgradezco tus palabras en casa y vengo a curiosear y darte un saludo de buen fin de semana.
Feliz día de las mamas.
Cagüendiez, y yo con estos pelos.
ResponderEliminarPuuuf, qué mal rollo me dan estas cosas, voy ahora mismo a ver si tengo alguna cana.
Besos
Estupendo relato. Un abrazo desde el atardecer
ResponderEliminarMagnífico y precioso relato, que invita a una seria y profunda reflexión.
ResponderEliminarQuizá sea cierto que la muerte nos envía señales, pero como ninguno queremos que llegue ese inevitable momento al que todos tememos, no queremos verlas y las ignoramos.
Un beso y un abrazo enormes, Miguel.
Sí, la muerte envía muchas señales, menos cuando no las envía. Aquellos que tienen una larga vida tienen tiempo suficiente para ver sus arrugar, para tener achaques... Aquellos que mueren jóvenes, no han tenido siquiera un suspiro para darse cuenta del fin.
ResponderEliminarPrecioso relato, como siempre.
Un besazo
La máxima: los avisos no siempre vienen en palabras. Gran historia, sutil enseñanza.
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