sábado, 25 de diciembre de 2010

Reencontrandome con la Sibila (s'Horta)

Ayer, con el propósito de realizar unas fotos para el periódico en el que trabajo debido al reconocimiento del Canto de la Sibila como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad asistí a la misa del gallo, único oficio litúrgico en todo el año en el que dicha pieza es interpretada.


Para poder disfrutar de ella y evitar las aglomeraciones propias de iglesias grandes fui a una pequeñita, la del pueblo que me vio nacer, s’Horta, allí me lleve la agradable sorpresa de que además se habían recuperado antiguos elementos para esa celebración, la figura de un niño vestido de antiguo capellán quita el protagonismo al cura para realizar el sermón de la “Calenda” mediante el cual traslada a todos los habitantes del pueblo la buena nueva del nacimiento de Jesús y se encarga por medio de sus palabras de trasmitir el mensaje de alegría, paz y felicidad entre los vecinos, declarándolo como el verdadero espíritu navideño.














El Canto de la Sibila (el Cant de la Sibil•la en catalán) es un drama litúrgico que proviene de un acróstico griego del siglo IV que posteriormente San Agustín tradujo y adapto, y que todavía en la actualidad se interpreta en la misa del Gallo en las iglesias de Mallorca cuya tradición al completo se ha recuperado en s'Horta.

El canto medieval cristiano de la Sibila es uno de los cinco nuevos reconocimientos de la UNESCO, a modo de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad (además de la Sibila se declararon PIH los Castells humanos de Cataluña, el flamenco, la dieta mediterránea y la cetrería) que ha logrado España.

La Sibil•la (como se denomina en su Mallorca originaria) es un canto profético que enriquece los maitines de Navidad, antes de la liturgia eucarística. Proviene de un acróstico griego del siglo IV, que posteriormente San Agustín tradujo al latín, incluyéndolo en su conocido libro La ciudad de Dios.

A partir del siglo X ya se puede encontrar el texto de La Sibila en diferentes lugares del Mediterráneo y, aunque inicialmente se cantaba en latín, a partir del siglo XIII se tienen documentadas las primeras versiones en catalán.

Con la conquista, se incorporó La Sibila con la liturgia romana y el canto gregoriano a la celebración de la festividad de la Navidad en Mallorca. “Con este reconocimiento, la UNESCO hace un reconocimiento también a nuestra cultura, a la lengua propia, ya las arraigadas tradiciones de las Islas Baleares.












Después del canto de la Sibila y en motivo del inminente nacimiento del Salvador también aparece la figura del ángel anunciador, con un mensaje de paz, de esperanza para los hombres.



Un ángel blanco, inmaculado, que contrarresta la profecía apocalíptica de la Sibila, esparciendo la semilla de la esperanza en la humanidad, de la fe en los hombres y mujeres que poblamos este mundo.




Y finalmente, los pastorcillos, (chiquitines ataviados con los trajes payeses) son los encargados de realizar las ofrendas del campo mallorquín al recién nacido, eso sí, bajo la atenta mirada de sus padres, que entre orgullosos y nerviosos no les quitan el ojo de encima.













Texto y fotos: Miguel Adrover Caldentey

jueves, 23 de diciembre de 2010

lección de amistad

…cuenta una leyenda árabe que dos amigos viajaban juntos por el desierto. Después de unos días de caminar sobre la arena seca y de padecer inclemencias y sed las relaciones entre ambos empezaron a
tensarse hasta que discutieron.

La discusión fue a más hasta que uno de los dos perdió los nervios y dio un puñetazo al otro.

El que había recibido el golpe, se alejo unos pasos, y tomando una rama seca, escribió en la arena. “Hoy mi mejor amigo me ha golpeado en la cara”

Después de calmarse los ánimos continuaron juntos el camino.

A los pocos días llegaron a un frondoso oasis donde abundaba el agua, en ese oasis había una pequeña laguna donde decidieron darse un refrescante remojón.

El agua, en el lugar elegido para bañarse, resultó tener más profundidad de lo que pensaban, y el que había recibido el puñetazo, que no sabía nadar, estuvo a punto de ahogarse. Únicamente la ayuda de su amigo posibilitó que se salvara.

Cuando recuperó el aliento, el que había visto la muerte tan cerca, sacó una daga y empezó a grabar sobre una roca. “Hoy mi mejor amigo me ha salvado la vida.”

Su compañero, intrigado, le preguntó:

—¿Por qué, después de herirte con un puñetazo escribiste en la arena, y ahora que te he salvado lo haces sobre la piedra?

Sonriendo el otro contestó:

— Cuando un amigo nos ofende, debemos escribir las palabras sobre la arena, donde el viento del olvido y del perdón se encargaran de borrarlas y de apagar el rencor; cuando nos pase algo grande, cuando seamos objeto de una demostración de amistad como ahora, las palabras debemos grabarlas en la piedra del corazón, donde ni viento ni tempestad podrán nunca borrarlas.

Recuerda, querido lector, que se necesita sólo un minuto para fijarte en alguien, una hora para que te guste, un día para poderlo amar, pero es necesaria toda una vida para poder olvidarle.

Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey
(Extracto del libro: Cuentos de sabiduría )

lunes, 20 de diciembre de 2010

Autoestima

Todos sabemos que la autoestima es necesaria para el buen desarrollo de nuestra personalidad, pero hemos de tener en cuenta que ésta se ha de empezar a trabajar desde nosotros mismos. Las edades más importantes para el desarrollo de la autoestima están ubicadas entre los primeros años, desde la infancia hasta la adolescencia, pero quizá más de uno sea ahora consciente de que antes, durante estas etapas, durante nuestra adolescencia se debatía más la necesidad de creer en los demás, de querer a los demás, de ver modelos a seguir en los demás que en fijarse en uno mismo.



Hoy en día todo ello ha cambiado, hemos desarrollado nuestra personalidad y si queremos que nuestra autoestima se vaya desarrollando debe seguir cambiando, debemos aprender a mirarnos a nosotros mismos, a creer en nosotros mismos, a confiar en nosotros mismos.

Constantemente nuestra autoestima se ve afectada por las experiencias y exigencias que recibimos del mundo exterior, para hacer frente a todas esas exigencias necesitamos tener una alta capacidad de afrontarlas, eso solo se consigue con confianza en nosotros mismos. Y ésta confianza únicamente se construye a través de un proceso de interiorización que se va modelando desde que aprendemos a visualizarlo y que se desarrolla a lo largo de toda la vida, y debemos considerar que nunca será un proceso lineal, sino que va aumentando y disminuyendo. Durante los primeros años, mientras empezamos a comprender la importancia de confiar en nosotros mismo es cuando más vulnerables somos y es aquí donde se ha de trabajar con más intensidad. Si lo conseguimos el beneficio mayor que recibiremos se convertirá en más confianza, más interés y será más positivo en todos los aspectos. Si esto viene acompañado de resultados y somos conscientes de ellos nuestra autoestima tendrá mucho camino recorrido. En cambio, si no actuamos de esa manera, si no nos sentimos valorados siquiera por nosotros mismos, aparecerán esas sensaciones de miedo, angustia, dolor, indecisión, desánimo, pereza, entre otras.

Confiemos, aprendamos a confiar, sobretodo en nosotros mismos.

Texto y fotos; Miguel Adrover Caldentey