La madrugada del jueves al viernes, a eso de las cuatro de la mañana, un trueno me despertó, poco después, por el resquicio de la ventana pude contemplar el resplandor de un nuevo rayo, entonces decidí levantarme deprisa, montar la cámara en el trípode, salir al patio y realizar una sesión de fotos.
Mientras las hacía mi mente se lamentaba de que estuviera disfrutando de tan esplendido espectáculo a solas, creía que si pudiera compartir esos momentos con otra gente, ellos también se podrían beneficiar de la belleza espectacular del cielo iluminado que yo estaba viendo.
La tormenta fue pasando, poco a poco las lejanas nubes derivaron hacia el este y el cielo estrellado fue ganando terreno, y yo, con una enorme sonrisa, me volví a refugiar en mi cama, todavía podía dormir un rato antes de tener que ir a trabajar.
Cuando pasé las fotos al ordenador, como es de suponer, había gran parte de ellas que eran inservibles, solo algunas reflejaban la espectacularidad de la tormenta, pero mi mente seguía recordando cada momento de esa hora y media con deleite, había disfrutado al contemplar la magia del cielo iluminado, había disfrutado de sentir la brisa fresca de la madrugada, había sido un enorme placer contemplar ese espectáculo de la atmósfera.
Entonces me di cuenta de cuan equivocado estaba en mis pensamientos de la noche anterior, ya que si hubiera llamado a la gente de mi alrededor para compartir esos momentos les hubiera inducido a acompañarme a una acción que había elegido yo, y probablemente no era la suya. Que a mi me llenaba, pero quizá a ellos les hubiera significado un esfuerzo.
Probablemente, de haber tenido la oportunidad de avisar a los que me hubiera gustado vieran esa tormenta, muchos habrían optado por seguir durmiendo, unos porque les hubiera significado un esfuerzo el levantarse de madrugada, otros quizá necesitaban esas horas de sueño, otros porque las tormentas les daban miedo, unos cuantos, probablemente la mayoría, porque encontrarían una autentica chorrada levantarse a las cuatro de la mañana para hacer unas fotos.
Otros, en cambio, se hubieran levantado sin ganas para complacer mi deseo, no el suyo, luego, alguno habría esbozado una queja porque la cadencia de los relámpagos era lenta, otros porque, a pesar del calor diurno, de madrugada refrescaba y no le había dado tiempo de abrigarse, y probablemente de entre esos pocos, pronto se escucharía el deseo de volverse a la cama,
Quizá alguno hubiera disfrutado del momento, aunque yo en ese instante ya estaría dudando si ese placer era real, o si lo estaba imaginado, pues probablemente ya me habría dado cuenta de que esa era mi tormenta, esa era mi decisión, ese era mi momento.
Entonces comprendí que lo que a mi me llena, lo que a mi me gusta, lo que a mi me atrae, probablemente a otra mucha gente de mi alrededor les atraiga, les guste, les llene, pero no por ello debe hacerse conjuntamente, ni en el mismo momento, ni en el mismo instante, si no, que cada uno debe disfrutar de su tormenta, de su sueño, de su momento.
Texto y fotos; Miguel Adrover Caldentey
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Cuanta sabiduría desprende esta comprensión!!
ResponderEliminarPunto de partida en la conocimiento de uno mismo, en su propia extensión, en su propia libertad.
Punto de partida para la libertad del otro, la autentica comprensión. Cuando uno comprende, cambia todo, porque sin querer se va desnudando de precptos adquiridos de mil formas, porque se va encontrando a si mismo,y entonces, tiene ya muy poco pero lo tiene todo: así mismo.
Qué preciosa entrada, Miquel; que necesaria su expresión, que necesario su recuerdo.
Y no sabes cuánto me alegro de ese disfrute que ademas de la hora y media, tu ser te brindó como experiencia y recogiste como agua de rocío.
Un grandisimo abrazo
Hola amigo miguel , bello texto escrito con mucha sensibilidad y sabiendo que ese era tu momento y lo disfrutátes a tope , y ahora es nuestro momento de disfrutar nosotros tus comentaristas de blog, las imágenes y el bello texto escrito desde tu corazón para todos nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo de MA y mil gracias por pasar por mi blog ,tu blog amigo.
Querido amigo. O raio cruzando o céu é realmente um belo espetáculo, mas o Brasil é o país recordista mundial em número de raios que cai por ano, muitas vezes causando estragos e matando pessoas. As vezes tenho medo. As fotos ficaram belas.
ResponderEliminarGrande abraço
Precioso, me ha encantado porque yo he hecho lo mismo, pero aún no he decidido subirlo al blog. Estar a solas por la noche viendo y oyendo el resplandor y el trueno ensordecedor te hace ver y sentir tu pequeñez frente a los fenómenos naturales.
ResponderEliminarUn abrazo
No sé que decirme si a me hubieras levantado, seguro que hubiera mi cámara también,
ResponderEliminarun besito
amo las tormentas de verano, esas que se acercan con murmullos, que poco a poco aumentan las voces, que iluminan la noche con heridas luminosas.
ResponderEliminarAmo las tormentas de verano, las que traen aroma a tierra humeda y la promesa de un respiro fresco.
CIERTAMENTE YO ME HUBIESE LEVANTADO Y TE HABRIA ACOMPAÑADO!!!!!
Namasté mi gran amigo!!!
aaa nose a mi solo me gustan las lluvias!! no las tomerntas esas son mas peligrosas, pero despues de estas todo se clama nose como si la naturalleza nos dijera que ella puede y la tenemos que respetar :D
ResponderEliminarbesos
Hola, un texto lleno de tu sentir amigo. Hay momentos en la vida que son solo para uno. Te dejo un beso, cuidate.
ResponderEliminarCuanta razón tienes, aunque en mi caso no son las tormentas, sino la luna.
ResponderEliminarUn beso, y unas fotos muy buenas
lindas fotos y linda reflexión.
ResponderEliminarSaludos
Que palabras tan maravillosas... cada uno debe disfrutar de su tormenta, de su sueño, de su momento.
ResponderEliminarme ha encantado reencontrame contigo y con tus maravillosos relatos.
un beso enomre
Hay algo más, aparte de tus maravillosas reflexiones. En esa hora y media nos tuviste a todos contigo, porque has logrado revivirla y mostrarla, con tus palabras y tus fotos. Nos tuviste, nos tienes, levantados, disfrutando a tu lado. Gracias por despertarme. Adoro las tormentas.
ResponderEliminar