En la India rural no es difícil encontrar a las mujeres cocinando el pan, directamente en el lateral de un cuenco de arcilla se pega la masa y cuando por ella misma se despega el pan esta en su punto de cocción.
Me encantó comprobar que las prisas todavía respetan civilizaciones, que el reloj no es dueño de todos los mundos, que alguien puede sentarse y cocinar su pan, a fuego lento, con tranquilidad, ¿Cuantos de nosotros ya no recordamos el sabor del verdadero pan recién horneado? ¿Cuantos de nuestros hijos o nietos no crecen suponiendo que la baguette es el único pan que existe, bueno, además del de las hamburguesas?
De verdad, me gustó captar ese momento cotidiano, un recuerdo más de India, este país que tanto me gusta.
Un saludo a todos
Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Incomparable el sabor del pan hecho con calma. Aun así creo que no merece sabor por el sacrificio que conlleva.
ResponderEliminarUn saludo
Gusto de llevar a mis hijos a sectores rurales, donde se cocina el pan en horno de barro, tiene un sabor y color incomparable.
ResponderEliminarUn abrazo.
que rico... ¿no?
ResponderEliminaren la provincia donde vivo, todavía hay casas con hornos de barro que venden el pan calentito, recién salido de las brasas.
Los domingos nos juntamos en casa y lo comemos con un mate de por medio.
Chipaco o tortilla, pan casero o empanadilla,
da lo mismo cuando se lo disfruta en familia
con el atardecer, como manto, abrigando nuestras costumbres.
que buen post Madroca
NAMASTÉ AMIGO
Miguel un gustazo leerte y saber que existen lugares donde lo tradicional perdura.
ResponderEliminarUn beso.
Qué envidia, como me gustaría ir allí. Debe ser un muy distinto ritmo de vida y de valores.
ResponderEliminarBesos.
Hombre, para ver cocinar sin prisas te podias haber pasado por la casa de tu abuela en vez de irte tan lejos ;P
ResponderEliminarTiene todo el arte la panadera de la foto.
ResponderEliminar¡¡Qué guapa!!
Es muy cierto,,,tu texto me ha gustado,,,que pases linda semana,,,Besitos,,,
ResponderEliminarMientras personas como tú, si me permites el tuteo, sigan reflejando estas cotidianiedades, el pan sabrá a pan, y olerá a pan recién orneado, sin duda.
ResponderEliminarQue buen sabor el pan recién hecho de antes. Como crujía al comerlo, y dejarlo para más tarde era todavía auténtico placer...
ResponderEliminarHoy la mayoría parece chicle.
¿Cuantas cosas se han perdido...
¿Volverán?
Ojalá se depierte ese gusto y aroma...
Gràcies.
Siempre lo más humilde .. es lo más llamativo
ResponderEliminarUn abrazo .
El gusto de lo cotidiano, es especial. Cuando mis hijos eran más chicos y venían compañeritos a estudiar o jugar los postres caseros y algunas comidas que yo les hacía, eran como exóticas, jaja acostumbrados ya a la comida chatarra como estaban.
ResponderEliminarEn fin, lo que decís es muy cierto, sin dudas.
te dejo un fuerte abrazo.
Nada mejor que tomarse tiempo para realizar un buen pan o una comida en estos tiempos vertiginosos por suerte hay sectores que viven sin prisa y más armoniosamente con la naturaleza.
ResponderEliminar