Nuestros mecanismos perceptivos nos demuestran día a día que no existe aquello que se llama objetividad, la mente por si sola se hace una imagen y nos envía la información, estamos tan acostumbrados a no oponernos y aceptar lo que se nos presenta, que muchas veces si examináramos a conciencia nuestra primera impresión, terminaríamos aceptando que en ese momento nos equivocamos. La percepción está mediatizada por nuestras emociones, expectativas, objetivos y nuestra memoria.
Los sentidos nos proporcionan continuamente un bagaje inmenso de información que simplemente no puede ser procesada ni mucho menos almacenada en su totalidad, y nos creemos obligados a que nuestra mente racional la procese al instante. Por eso la atención funciona como un filtro que actúa de modo selectivo dejando pasar algunos datos que se canalizan por las vías sensoriales en detrimento de otros que se desestiman y se mantienen fuera de la conciencia. Algunos de estos datos son tan engañosos como la primera imagen que nuestro cerebro, engañado por la vista, se forma al ver la foto que hoy elegí para acompañar este texto, Simón, como se llama el artista que hace malabares con el fuego, no lleva en las manos un círculo de fuego incasdencente, únicamente son dos antorchas encendidas que al girar y debido a la baja velocidad de la exposición nocturna quedan reflejadas como un círculo, la primera impresión engaña, como muchas otras veces.
Se trata de la atención selectiva.
No son pocos los inconvenientes que pueden presentarse por el hecho de percibir de modo sesgado nuestro entorno, no en el simple hecho de analizar visualmente algo, muchas veces influye en la impresión que nos formamos de alguien debido a su apariencia, su manera de vestir, sus creencias, su ideología. Esto puede llegar a ocasionarnos una mayor dificultad a la hora de detectar, analizar y en definitiva resolver nuestros problemas o conflictos con el exterior o interpersonales.
Demasiadas veces juzgamos antes de sopesar las acusaciones que contra alguien o algo nos ofrecen nuestras percepciones primeras.
Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey
Creo que debemos mirar más con el corazón y no dejarnos guiar por las apariencias.A veces éstas nos engañan y la racionalidad,nos puede confundir.
ResponderEliminarBesos.
Olá amigo
ResponderEliminarTemos que tomar muito cuidado com a primeira impressão, ela quase nunca é a verdadeira.
Um lindo fim de semana
Bjux
Si, es verdad.Hay que esperar a que la pesona se muestre tal cuál es en su interioe, en su estado más puro,y sin engaños, espejismos ni tampoco espectativas.
ResponderEliminardemos una oportunidad a la gente que creemos no es igual que nosotros.
Un abrazo.
ssiempre se ha dicho que las apariencias engañan, un abrazo.
ResponderEliminarCreo que pasa .. por haber perdido el poder de la contemplación .. sin querer decir no hacer nada .. xque a veces el no hacer es el mejor método de ver lo que nos pasa desapercibido .
ResponderEliminarUn abrazo ..
Es fácil quedarse con la primera impresión, olvidando que se conoce de verdad a una persona, cuando la tratamos y conocemos sus sentimientos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay personas con una sensibilidad especial, muy intuitivas, a las que su primera impresión pocas veces les falla, les engañan antes los otros cinco sentidos que este sexto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jara
Muy buena publicación. Lleguè aquí guiada x Escarcha y Musaraña. Estoy gratamente sorprendida. Si se me permite, voy a regresar a visitarte. Da gusto encontrar reflexiones de este tipo. Saludos cordiales! Bee.-
ResponderEliminarMadroca!!! hola mi buen amigo, llego tarde porque he andado con mucho trabajo... PERO AQUI ME TIENES FIEL A TUS PALABRAS.
ResponderEliminarel post es muy bueno, no existe peor cosa que prejuzgar. Tenemos que aprender a mirar con el corazón.
NAMASTÉ MADROCA
Y en demasiadas ocasiones somos propios esclavos de esas percepciones...
ResponderEliminarSaludos amigo.