sonrisas donde hay dolor, ya que consiguen que la magia llegue
donde únicamente hay batas blancas, escribí:
“Hubo una vez un hombre temeroso de Dios, un hombre que
cumplía los preceptos de la religión, pero que encontraba a faltar
algo. Tenía dentro de sí una necesidad. Él la sentía, a pesar de no
saber exactamente cuál era.
Cuando aquel hombre vio que el Creador se dirigía hacia él, se
asustó. No sabía qué hacer ni cómo actuar, pero aún así esperó su
llegada; quería saber qué pasaría.
El Señor miró a uno y otro lado, fijó sus ojos en él y sin darle tiempo
a reaccionar le preguntó:
—Amigo mío, ¿cuál es la mayor ilusión que puedes tener a lo
largo de tu vida?
Cuando escuchó la pregunta que le había hecho el Señor, sabiendo
que no era cuestión baladí la respuesta, buscó en su interior y
enseguida contestó.
—Oh Señor, yo no tengo como meta ni fin comprenderte a Ti
ni a tu Creación. El universo, el infinito y hasta el mundo donde
vivo son cosas demasiado grandes para ser comprendidas por mi.
Se escapan a mi entendimiento. Pero sé que si las creaste fue por
alguna razón.
Tampoco tengo como intención comprender el dolor y el sufrimiento
de los hombres. Quiero creer que si los pusiste en este
mundo, lo hiciste por alguna circunstancia, aunque no pueda entenderlo.
Pero me gustaría poder aliviar el sufrimiento a los más pequeños.
Me gustaría poder hacer sonreír a los niños que están enfermos, me
gustaría poder cambiar este sufrimiento y ese dolor por la alegría de
una sonrisa, abrir una ventana de esperanza en sus corazones, aunque
fuera por unos minutos.
—Entonces, ¿Por qué no lo haces? —Le preguntó el Creador.
—No tengo ni instrumentos ni medicinas, no tengo estudios, no
soy médico ni enfermero, te prometo que si pudiera, lo haría.
—Tienes lo mejor que puedes utilizar para conseguirlo, con ese
poder puedes mejorarlo todo.
—No te entiendo, únicamente tengo una nariz roja y unos zapatones
muy grandes. Se reirán de mí.
—Hazlo así, hazles reír, cada sonrisa suya, será también una sonrisa
mía.
(Dedicado a La Sonrisa Médica, payasos de hospital que saben
cómo conseguir hacer reír a todos los pequeños que tienen que
pasar por una clínica).
Texto; Miguel Adrover Caldentey
Ilustraciones; Internet
http://www.sonrisamedica.org/
UNA NARIZ ROJA
ResponderEliminarUNOS ZAPATOS GRANDES
LA MIRADA DE UN NIÑO
BROTAN LAS SONRISAS!!!!
ME SUMO A TU RECONOCIMIENTO...!!!!
Y
APROVECHO PARA SALUDAR A MIS COMPIS VOLUNTARIOS
DEL HOSPITAL DEL NIÑO JESÚS, AQUÍ EN MADRID,
CON QUIENES HE COMPARTIDO TAN BUENOS MOMENTOS
Y MUCHAS SONRISAS!
POR EL VALOR DE UNA SONRISA, QUE NO CUESTA NADA
Y
VALE MUCHO!
SALU2S RISUEÑOS A TO2S!!!!
TE ESPERO EN "EL PAÍS DE LOS BOSQUES", CON "LA ANJANA DEL DESEO"
Bss!
MALENA
Voto por ello y me uno a tu reconocimiento.
ResponderEliminarBonito escrito, dice mucho de ti....
Un abrazo con nariz roja incluida!!
Miren.
Hola! Me uno también a tu reconocimiento!! A ellos que provocan risas compartidas y sanan el alma!! Abracitos y bendiciones!!
ResponderEliminarMil aplausos para ellos, y otros tantos a tí, por este hermoso homenaje.
ResponderEliminarEl Amor es tan sencillo como un niño, no lehace falta comprender, no lo hace falta pensar, no le hacen falta respuestas ni preguntas, solo actuar.
De un corazon asi, solo sale una indescriptible belleza: la ternura, solo Amor puro en acción.
Mil sonrisas para ellos, mil abrazos y todo nuestro reconocimiento.
Un fuerte abrazo Miquel, siempre recordando a los no recordados, por ello también mi total reconocimiento.
La felicidad es más dar que recibir, leí ayer.
Qué hermosura! Me emociona. :) Y qué lindo es poder ayudar a la gente con lo poquito que uno pueda dar. Besos!!
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