El convivir diario nos demuestra que no siempre los que más hablan son los que más saben. Comprobar esto no es muy difícil.
Es suficiente que nos paremos a escuchar las discusiones en lugares públicos, en cualquier lugar concurrido.
Rara es la vez en la que no podamos observar como alguien interrumpe a los demás con mala educación. Alguien que tiene una salida de tono o que levanta la voz, o que tiene una reacción violenta, alguien que se hincha al presumir de lo que posee, alguno que se siente prepotente o alguien que desprecia a los demás.
En momentos así, recuerdo siempre aquella historia que no por corta es menos cierta.
Un padre, paseando con su hijo, se paró cerca de un recodo del camino. Después de un silencio le preguntó:
—¿Escuchas algo?
Prestando más atención, el hijo respondió:
—Parece que viene un carro.
—Efectivamente, se acerca un carro vacío.
El niño se sorprendió ante tal aseveración de su padre.
—Como puedes saber que viene vacío si todavía no podemos verlo.
—Muy fácil, cuanto más vacío vaya el carro, más ruido producen sus llantas al rebotar en el camino.
Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey
(Extracto del libro; Cuentos de sabiduría)
jueves, 10 de junio de 2010
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Excelente entrada.
ResponderEliminarNamasté mi amigo
Hola Miguel!! Buenísimo amigo. Mejor no se puede ejemplificar.
ResponderEliminarBesosssss
Ya conocía la historia. Por eso el hombre sabio está en silencio y solo meten ruído los que no tienen nada que decir.
ResponderEliminarUn abrazo
Es que... tirar de un carro lleno es más cansado... :( Gracias.
ResponderEliminarYo que soy de pueblo .. aún me acuerdo de esas cosas y son muy ciertas . La sabiduría popular sabe demasiado y acierta siempre , por que lo han relacionado todo con los ciclos vitales de la vida y sus enseñanzas
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana
Nos vemos
No por mas gritar mas razón se va a llevar.
ResponderEliminarLas personas estan acostumbradas a oir, eso es malo, porque tendrian que escuchar.
Las personas quieren convencer a griots, y a la fuerza, es mas sincillo el dialogo y sin imposiciones.
Es este un mundo donde muy pocos nos paramos a oir los gritos del silencio, pero cuando lo hacemos entendemos muchisimo mejor la tolerancia, y sobre todo. LA VIDA.
Muy buen post!!!
Dicen que el que mucho habla... poco sabe.
ResponderEliminarTe dejo un beso .
Y cuanto ruido hacen,señor, cuánto!!!!
ResponderEliminar....Nuevamente un punto cotidiano, demasiado cotidiano,mejor dicho, el que apuntas,esclarecedor.
Un besazo
Mucho ruido y pocas nueces....
ResponderEliminarMe encantó el relato Madroca, te dejo un abrazo....sin ruido, pero con fuerza!
Muito bom. Os homens vazios são os que fazem mais barulho.
ResponderEliminarGrande abraço
Cuantas verdades dices, y la cantidad de veces que soportamos a gente de esa calaña.
ResponderEliminarUn saludo.
India.
Me gusta mucho esta reflexion, es muy cierta y siempre me deja reflexionando cuando la vuelvo a leer. Besos, cuidate mucho amigo.
ResponderEliminarCUÁN IMPORTANTE ES QUE NOS DETENGAMOS A ESCUCHAR EL RUIDO DE UN CARRO VACÍO..
ResponderEliminarUN FUERTE ABRAZO, MADROCA!
ja!qué bueno.Hay personas tan vacías como un carro.
ResponderEliminarUn beso
Buenisimooooooooooo, me ha gustado mucho, éste no lo conocía....que verdad conlleva! cuantos carros vacios me voy encontrando por el sendero....es una penita!
ResponderEliminarAbrazotes a tu carro llenisisisisisimo jejejeje, es un placer seguirte.
Abrazote inmenso
EXCELENTE MIGUEL!!! Y PASO POR TU RINCONCITO PARA DESEARTE UN MUY FELIZ FIN DE SEMANA. UN ABRAZOTE LAURA CORNEJO
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