A veces, llegamos a convicciones que nos llevan a pensar que somos poseedores de la verdad, una verdad en la que preferimos creer ciegamente por miedo a demostrar nuestra ignorancia, preguntando.
Nos parece que nos presentaremos desnudos delante de la otra gente si aceptamos no saber una cosa que, en teoría, deberíamos saber.
Hay un proverbio chino que dice: “Quien pregunta tal vez pase por tonto a lo largo de cinco minutos, pero el que no pregunta será un tonto toda la vida”.
Si no avanzamos en nuestro aprendizaje, si nos quedamos anclados en nuestras verdades, nos puede pasar lo mismo que al elefante que han dominado.
El conformarnos únicamente con lo que siempre nos ha sido suficiente, con lo que siempre nos ha bastado, con lo que siempre nos ha parecido inamovible, ese conformismo hace que creamos a veces que estamos atados por una cuerda o cadena mucho más resistente de lo que es en realidad.
Se dice que un domador de elefantes, consigue mantener al animal atado utilizando un truco muy simple. Cuando el animal es todavía muy joven, ata una de sus patas a un tronco muy resistente.
El pequeño elefante, cada vez que lo atan lucha con desesperación para liberarse, intenta romper la cadena o arrancar el tronco. Así un día tras otro, llega el momento en el cual, cada vez que lo atan, el animal lucha con menos convicción. Poco a poco va haciéndose a la idea de que el tronco y la ligadura son más fuertes que él. Al cabo de un tiempo, llega un momento en el que el elefante, cuando le pasan la lazada por la pata, ya no lucha por desatarse.
En ese momento, el domador ya sabe que el animal, a pesar de que cuando sea adulto tendrá una fuerza descomunal, bastará pasarle una cuerda por la pata y atarla a cualquier tronco o estaca, y el elefante no se moverá.
El animal tiene el recuerdo impreso en su memoria de que no podrá desatarse ni vencer a esa ligadura ya que muchas fueron las veces que lo intentó y nunca pudo conseguirlo. Le hicieron creer una verdad cuando era todavía una criatura, y el desistió de seguir luchando.
A nosotros nos puede suceder algo parecido si paramos de luchar contra aquellas verdades que nos tienen atados, y muchas son las maneras en que podemos encontrarnos atados. Las ligaduras más fuertes son las que están en nuestra mente, nos vienen desde la infancia, desde la religión, de la moralidad, de los vecinos, de la familia.
Cuando nos encontramos con una de estas ataduras, recordemos que el elefante, con un simple querer, podría desatarse, intentemos nosotros luchar una vez más y quizá, descubramos con estupor, que es fácil romper estas ligaduras o arrancar el tronco.
Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey
(Extracto del libro; Cuentos de sabiduría)
lunes, 21 de junio de 2010
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Conocía la leyenda del elefante. Ciertamente vivimos en un momento en dónde todos tenemos que dar nuestra opinión, entender de todo, y saber más que nadie. Está bien tener inquietudes pero es imposible saberlo todo y enjuiciarlo todo subjetivamente. La objetividad existe o al menos debería de existir en cada uno de nosotros
ResponderEliminarComo siempre un post interesante para reflexionar sobre nuestra ignorancia.
Un abrazo
Tolerancia, ese es resultado al que me lleva tu post. Esa tolerancia tan perdida hoy en día en la que todos quieren sentirse protagonistas de humo, sin atraverse a aprender ni tan siquiera, de sus propios errores.
ResponderEliminarAvanzar en el camino, ser objetivos, ser libres y ser capaces de escuchar para entender.
Cada día amaneces con una lección nueva de vida, Gracias por dejarla aqui plasmada.
No es más inteligente el que más habla, si no el que mejor escucha, muy buen post, besos.
ResponderEliminarQue preciosidad de historia...¿estás también en esa época de autoayuda? porque estos cuentos son esencialmente para eso, yo me he leído miles de libros de este tipo, y es que me encantan!!!
ResponderEliminarMi estimado Miguel...yo voy en esto también al revés del mundo....soy una preguntona...y de preguntar y observar cuanto he aprendido Dios miooooooooooooo!
Abrazote y chapó por tus entradas
Nunca está de más preguntar y aprender .. como tambien desa-prender y asimilar . Pero lo más importante creo que está en vivir lo aprendido .
ResponderEliminarUn abrazo y buena semana
Nos vemos
muy buen post.
ResponderEliminarNunca nos quedemos en la ignorancia.
cuestionemos todo.
Namasté Madroca
Interesante tema de reflexión, creo que todos tenemos más de una cuerda en las piernas, más de una piedra que nos ata a moldes prefabricados y diseñados por nuestros padres. Lo importante es que maduramos, somos conscientes de esos prejuicios, ataduras, y que sabemos que los podemos eliminar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por ello debemos luchar contra lo que nos parece injusto,para conseguir nuestra verdad.
ResponderEliminarBesos.
Querido amigo buen post muy reflexivo, preguntando se llega a Roma como dice el refrán.También somos los humanos animales de costumbres.
ResponderEliminarY cada día se aprende algo nuevo.
Un abrazo de MA para ti.
El monstruo de la ignorancia...la losa sobre los hombros que no nos deja andar..
ResponderEliminarExistem verdades que só creditamos porque nos contaram e falaram que era verdade. Temos que construir as nossas próprias verdades para sermos autênticos.
ResponderEliminarUm abraço
Estancarse es malo, muy malo.
ResponderEliminarSaludos.
Madroca, este texto reflesivo es muy bueno y cierto, ........el elefante opto por resigarse y ya no lucha............Besos, cuidate.
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