Cuando al nacer el día el Sol accede a acariciar el mar desde detrás de una nube, es cuando demuestra su ternura, por ello cubre el agua con sus reflejos de oro.
Nuestras caricias verdaderas también tienen ese efecto.
Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey
martes, 16 de noviembre de 2010
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Precioso.me ha llenado el corazón de paz.Es muy bonito el poder comunicarnos todos desde nuestro centro más elevado, porque todo se pega, y se contagia de amor.Al menos, yo lo siento así.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espectaculares los regalos que llegan , para quien puede apreciarlos de esa manera
ResponderEliminarUn abrazo
Creo que en Finisterre te lo pasarías muy bien con sus puestas de sol en verano.
ResponderEliminarPreciosa fotografía que llena tu espacio de paz.
que precioso!
ResponderEliminarnamasté amigo
Olá Amigo
ResponderEliminarLindo amanhecer, com um belo texto.
Um abraço
Què bueno! Leo y mientras disfruto de la imagen, no dejo de sonreir. Gracias Miguel!
ResponderEliminarespectacular! ojalá pudiera ver esa imagen cada mañana al despertar. Empezaría el día de otra manera.
ResponderEliminarhttp://piensasientevivecrea.blogspot.com/
Tienes razón, sólo es comparable a una caricia, a un acto de amor...
ResponderEliminarSaludos.
Ternura la de aquel ser que contempla y ve una caricia en la incidencia de la luz!!. Bendita sea la ternura, en ella reside la esencia.
ResponderEliminarTiernos besos, Miquel
Lo acaricia desde aqui...ciertamente.
ResponderEliminarSaludos de la chica al amanecer.
Cubre el agua y descubre tu mirada...Te imagino con la cámara colgada a todos horas incluso cuando duermes...jajaja ¿¿la tendrás atada a las barbas??
ResponderEliminarBesos
¿Se puede decir tanto en tan pocas palabras?
ResponderEliminarBasta esa imagen de los reflejos cálidos del sol sobre el mar para imaginar la calidez de una caricia verdadera...
Un abrazo, amigo.