jueves, 5 de agosto de 2010

Mi día cambió en un momento

A veces, cuando uno menos se lo espera, el día cambia, un pequeño gesto, una conversación, hace que el color del día, de la semana, todo cambie, y se llene del color esperanza, ese color que nos lleva a sentir de verdad el calor de la vida, del ser humano, de la fuerza de voluntad, y de los miles de héroes que habitan entre nosotros.




Os preguntareis, a razón de qué os estoy contando todo esto, pues hoy, hoy es uno de esos días ya que en dos minutos todo a cambiado a mi alrededor.

Ha sucedido cuando estaba en el banco, a la espera de que me pagaran un cheque, dos personas, a las que conozco ya que son de mi misma localidad, una de ellas doctora, estaban hablando entre sí, La primera, le preguntó como estaba su nieta, que ya debía haber cumplido los seis años, la abuela, con una amplia sonrisa le respondió que hacia pocos días había regresado del hospital de Barcelona de la última revisión y que los médicos que la habían tratado le habían dado ya el alta definitiva, Que si querían hacerle un seguimiento dentro de una año que la llevaran, pero que todas las últimas pruebas habían dado negativo, estaba completamente limpia.

La doctora, extrañad, le preguntó como había sucedido, si era casi un milagro, la abuela, sonriendo si es posible más todavía, le dijo que sí, que los médicos del hospital de Barcelona donde había recibido tratamiento los dos últimos años, también hablaban de milagro, ya que el cáncer que la había afectado era prácticamente desconocido, pero que su nieta había aceptado todo tipo de pruebas, de tratamiento y de investigaciones siempre con alegría, fuerza y ganas de vivir, y que con su fuerza y tesón había logrado vencer a la enfermedad.

Antes de despedirse, la doctora le dio la enhorabuena por la curación y la abuela, asiéndola del brazo le dijo lo siguiente; Sabes, a pesar de la durísima prueba que hemos pasado, del drama familiar que hemos vivido desde que todo comenzó y sobretodo cuando nos dijeron que la curación seria casi imposible, ahora me alegro de haber pasado este camino, ya que gracias a las pruebas e investigaciones que se hicieron sobre mi nieta, ahora muchos otros niños podrán beneficiarse de ello.

La doctora se la quedo mirando, en sus ojos adiviné el deseo de darle un abrazo, mientras, la abuela, mirándola le dijo de nuevo; Y sabes, ahora su único deseo es de ser mayor para poder estudiar medicina y ser medico, así dice que podrá ayudar a muchos niños a que no tengan que estar enfermos.



Un saludo a todos, yo voy a seguir trabajando, pero hoy hay siempre un arco iris cerca de mí.



Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey