sábado, 3 de abril de 2010

La proximidad de las religiones

No son las religiones las que nos separan. Es la lectura que de ellas hacemos las personas las que nos llevan por caminos diferentes, hasta el extremo de llegar a un camino tan difícil de transitar como es el de la intolerancia.
Además, si nos paramos a descifrar lo que nos dicen los mandamientos de cada religión, o por lo menos las más profesadas, veremos que prácticamente todas vienen a decirnos lo mismo, nos trasladan el mismo mensaje, y si no fijaros.

Budismo:

—No dañes a los demás con lo que te daña a ti.
—Lleno de amor por todas las cosas del mundo, prácticamente de la virtud para beneficiar a los demás, así es el hombre feliz.
—No juzgues a tu prójimo.

Hinduismo:

—Esta es la suma de toda rectitud; trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti.
—No le hagas a tu prójimo algo que no te gustaría que te hicieran a ti.
—El hombre siempre consigue una auténtica norma de conducta si ve al prójimo como si fuera él mismo.

Cristianismo:

—No juzgues y no serás juzgado.
—Trata siempre a los demás como te gustaría que te tratasen a ti, esta es la Ley y la Palabra de los Profetas.
—Ama a tu prójimo como a ti mismo.

Islamismo:

—Haz a todos los hombres lo que te gustaría que te hicieran a ti.
—Rechaza para los demás lo que rechazarías para ti.
—Lo que a ti te hace daño, no lo hagas a tu prójimo.
—No juzgues a tu prójimo hasta que no te encuentres en su lugar.

Como podemos ver, basta ahondar un poco dentro de las máximas de las religiones, dentro de las reglas de oro de las creencias más practicadas en el mundo, para poder ver que en realidad no son tan diferentes.

Da que pensar lo cercanas que están unas de otras y en cambio lo lejanos que están, unos de otros, los adeptos de las mismas.
Simplemente, si empleamos algo más el sentido común, observaríamos que unas y otras van juntas de la mano.
Pero hilando más fino, buscando entre las mismas religiones, nos daríamos cuenta de que donde realmente las religiones caminan juntas y se mantienen unidas es en el perdón. En todas y cada una de ellas, el acto de perdonar es una de las mejores formas que tienen de acercar al ser humano a Dios.

Budismo:

— El rencor nunca acaba con el odio, únicamente el amor acaba con él. Esta es una Ley eterna.

Hinduismo:

—Las personas nobles se dedican a fomentar el amor y la felicidad de los demás, incluso de aquellos que les han hecho daño.

Judaísmo:

—Lo más hermoso que puede hacer un hombre es perdonar aquel mal que a él le hayan ocasionado.

Cristianismo:

—Si perdonas serás perdonado.
—“Señor, ¿Cuántas veces pecará mi hermano contra mi y yo lo perdonaré? ¿Siete veces? —Y Jesús le contestó. —No te digo siete veces, sino setenta veces siete.
Islamismo:

—Perdona a tu sirviente setenta veces al día.

Como podemos observar todas las religiones nos ofrecen un paralelismo entre sus planteamientos e ideas, una igualdad entre sus mensajes que muchas veces nos lleva a pensar si no estamos ante una sola religión desvirtuada por los que en su momento se comprometieron a difundirla.

Texto; Extracto del libro "Cuentos de sabiduría (Miguel Adrover Caldentey)
Fotos; Miguel Adrover Caldentey (Cristo de La Habana, Shiva Gold, Cristo de Lisboa)

Dos premios para este blog

Este regalito viene de la mano de  katy que ha tenido la generosidad de obsequiarme con él. Muchas gracias Katy por acordarte de mi blog. Como siempre, creo que inmerecido pero muy agradecido de recibirlo. Aunque pudiera saltarme las reglas no lo voy a hacer y aqui os las dejo.




Reglas:

1) Darle las gracias a quien te lo otorgó: Gracias Katy

2) Decir el autor que te encanta: entre muchos : Jorge Bucay

3) Nombrar al autor que más detestas: Detestar, ninguno.

4) El librito que más te encanta: Podría nombra muchos, pero me quedo con : El Principito

5) Qué te emociona siempre: La superación personal de la gente

6) Algo que odies: Me es dificil odiar, pero no tolero la envidia ni la maldad

7) Pasar el premio a 7 blogs (Con libertad total y gracias a los que las aceptéis)



Mis elegidos esta vez son:

http://elcolordelosdias-mdb.blogspot.com/

http://india-elhadadeulaca.blogspot.com/

http://arboldedianaenelespejo.blogspot.com/

http://tentretengo.blogspot.com/

http://bcarolinasalas.blogspot.com/

http://elbalcondecas.blogspot.com/

http://aversiescribodeunavez.blogspot.com/



Y el otro premio me llego desde:

http://miscyberamigos.blogspot.com/









Muchas gracias por ambos premios, pero sigo creyendo que son inmerecidos ya que únicamente deseo compartir con vosotros mis inquietudes

miércoles, 31 de marzo de 2010

Encontrando a Dios

Cuenta la historia que hubo una vez un niño que quiso conocer a Dios. Había escuchado mucho hablar de Él, pero no le conocía, así que decidió salir a buscarlo. Estaba dispuesto a conocerle.
Sabía que sería un viaje largo el que debería emprender, por lo que decidió preparar su mochila para la larga aventura. Puso en ella algunos bocadillos de pan de molde, del frigorífico cogió varios batidos de chocolate y una botella de agua. Y salió a buscar a Dios.
Habiendo ya caminado un buen rato, (había llegado al parque que estaba cerca de su casa) se encontró con una anciana que estaba alimentando con migas de pan a un grupo de palomas que estaban a su alrededor.
Aquel niño, interesado en ver como las palomas casi comían de la mano de la anciana, se paró y se sentó a su lado para observarla.
Mientras la estaba observando, y ya que, debido a la caminata, le había entrado hambre, decidió que sería un buen momento para merendar. Abrió su mochila y sacó uno de aquellos bocadillos. Al hacerlo le pareció que aquella anciana también tendría hambre, por lo que le ofreció uno.
Aquella mujer, agradecida, lo aceptó y le sonrió. La sonrisa de aquella mujer era tan hermosa que el niño quiso volver a verla, así que al momento también sacó un batido de chocolate y de nuevo se lo ofreció.
De nuevo ella aceptó y acariciándole la cara volvió a sonreírle. Así pasaron juntos la tarde.
Cuando el día empezaba a oscurecer, el niño se levantó para volver a casa, pero, antes de alejarse mucho, volvió sobre sus pasos y se abrazó a aquella anciana. Ella, esta vez, le regaló una sonrisa mucho
más amplia que las anteriores, la sonrisa más bella que nunca había visto aquel niño.
Cuando llegó a casa, su madre, al verlo entrar con aquella alegría en su rostro, le preguntó:
—¿Qué hiciste esta tarde que te puso tan contento?.
El respondió.
—He merendado con Dios.
Y sin que su madre tuviera tiempo de decirle nada añadió:
—Y sabes, tiene la sonrisa más maravillosa que he visto jamás.
Mientras, la anciana volvió también a su casa, su vecina, al verla llegar se quedó sorprendida al ver el reflejo de felicidad que llevaba impreso en el rostro.
—¿Qué hiciste esta tarde que vuelves tan contenta?
Ella respondió:
—He compartido unos bocadillos con Dios en el parque –y antes de que la vecina pudiera decir algo añadió— y sabes, es mucho más joven de lo que imaginaba.


Todos nos hemos formado nuestra propia imagen de Dios, o de quien nosotros mismos afirmamos y aceptamos como Dios, y a quien otros llaman Ala, Buda, Supremo, Creador, Shiva, la Nave Nodriza, u otra de las mil maneras de nombrarlo.
La anterior historia nos hace ver como podemos encontrar a Dios en cualquier lugar y bajo cualquier apariencia.

Texto; Extracto del libro "Cuentos de Sabiduría" (Miguel Adrover Caldentey)
Fotos propiedad privada de Miguel Adrover Caldentey
PD; Con amor a mis dos abuelas que ya están con Él

lunes, 29 de marzo de 2010

La despedida de los recuerdos



Mi memoria se volvió coleccionista

de capas de polvo superpuestas,

entre ellas vagando sin rumbo

cientos de fantasmas errantes

nacidos de recuerdos y despedidas.



Un universo paralelo

a lo que mis ojos veían,

el llanto como alimento

veneno que disfrutaba viendo

como mis alegrías morían.



Sentí que debía caminar ese desierto

sin temor a lo que encontraría.

En silencio me fui adentrando

en esa penumbra sombría,

donde había anidado el frío

donde había muerto el día.



De pronto me encontré solo,

rehén de un pasado moribundo

prisionero en aquel edén maldito.



Cerré los ojos de la mente

abrí los del corazón y del alma

enseguida sentí el latir de la vida

perdí el miedo incoherente.

Una mano ofreciéndome su palma

me acompañó en ese camino de ida.



Con el tiempo ahora como amigo

visualicé los fantasmas de la memoria

rescoldos sin apagar de encuentros

quedando presos en un rincón

palabras no dichas en su momento

que seguían martirizando el corazón.



No supe en su momento liberarlos

ahora eran parte de mi interior

mientras hablaba con ellos,

de tú a tú, esta vez sin dolor,

se iban despidiendo

desalojando mi interior.



La primavera de nuevo florece

en lo que un día fue desierto helado

entre capas de polvo arrinconado

que en mi interior fui coleccionando

y la alegría, de nuevo presente

restablece la armonía, sana la mente.



Texto; Miguel Adrover Caldentey

domingo, 28 de marzo de 2010

El encuentro

De nuevo, sentado delante del mar, participo del milagro diario del atardecer, hoy me regala esa sinfonía de colores que guarda para los días especiales, estoy en Faro Ses Salinas, la punta más al sur de la isla de Mallorca, en el horizonte se perfila la isla de Cabrera, a mi espalda la luna y el faro, frente a mí la paleta de colores más bella que la naturaleza nos regala, el mar como testigo para ofrecer los reflejos de su espuma al último rayo de sol.


Quizá estoy esperando para ver si consigo vislumbrar el “Rayo Verde” de la novela de Julio Verne, quizá he llegado aquí sintiendo la necesidad de acudir a la llamada de este rincón mágico para mi, no sé, de lo que estoy seguro es que deseo estar aquí.

Los pensamientos retumban en mi cabeza, el silencio solo roto por el latido del mar en forma de olas hace que sea más fácil escuchar mi interior, es la placidez del alma bañada por la sal, el viento y las últimas luces. La soledad del momento me envuelve, mi cámara está montada en el trípode, lentamente percibo que voy a ser testigo de un encuentro.

Como siempre, mi fiel compañero, mi bloc de notas me salva del apuro, necesito escribir, necesito expresar. Con trazos irregulares van juntándose las palabras, sentado encima de las rocas miro el cielo, miro el mar, siento la luna y escribo:



Mientras el Sol se aventura hacia el fondo del mar, nubes en transito recorren el cielo apagado de la ciudad para llegar libres a este lugar, donde la luz, bailarina caprichosa las espera impaciente, revoloteando por el sonido inacabado de la sinfonía ardiente, compuesta por fuego y besos de espuma y aquí, con la luna como testigo silencioso de esta cita entre amantes, que una vez más, han dejado sus secretos encerrados en el ático del alma, con sus caricias y besos, forjan cielos de acero al rojo vivo y vendavales en calma.





Dentro de unos momentos, la noche oscura, cual celestina, cubrirá con su velo la retirada de los amantes, y mañana, de nuevo, nacerá un nuevo día, ellos sonreirán, y los que vengan a visitar estas rocas, no percibirán que las olas repiten incesantemente su nombre, a la espera que el atardecer los reúna de nuevo.



Texto y fotos; Miguel Adrover Caldentey