viernes, 16 de abril de 2010

Amanecer


Madrugando una vez más, me acerco al mar cuando el Sol empieza a nacer, es entonces cuando el mar se vuelve de oro. Aspirar el mar, el salitre. Respirar esa brisa que llega de mar adentro, sintiendo como el nuevo día va despertándose.

Imaginar el cielo, y al mismo tiempo estar contemplándolo. Aire, agua, luz, serenidad.
Tienes que mirar dos veces antes de estar seguro de que es real, de asimilar toda la belleza que te rodea, toda esa paz.
Quieres retenerla, pero sobre todo, la vives. Ese momento de realidad queda allí, pero también en el fondo de los corazones que sepan verla.
Ese momento te acompaña como una caricia todo el día. Hoy me siento acariciado por la vida.





Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey

jueves, 15 de abril de 2010

Recuerdos de La Habana

Durante mi estancia en la Habana me dedique a disfrutar los ratos en el Malecón, compartiendo historias, risas y mojitos con una gente encantadora, que te hace sentir en tu casa y que siempre tiene la sonrisa en la boca, con otros ratos en los que buscaba algo más, la parte menos conocida de la ciudad, reflejo del país.


Una de las cosas que hice en Cuba, además de conocer a una gente maravillosa fue el desviarme completamente de los circuitos turísticos, los que me conocen saben que no van con mi manera de viajar, así que busque la ocasión de desplazarme a otras partes de la capital, me dio pena que los cubanos mismos denominaran a esas zonas la Habana triste, pués allí fue donde en mayor medida encontré la alegría de sus gentes, no la ficticia, ni la de circunstancias, sino la realidad de Cuba y también la identidad de sus gentes.

En una de las zonas, llegamos a un inmenso parque, completamente abandonado, la instalación de fabricas rusas y probablemente chinas, habían contaminado completamente los canales de agua, que todavía no se han recuperado, y lo que quería ser, (y es) un pulmón verde para la Habana, se ha convertido en un lugar completamente insalubre donde la maleza vuelve a ocupar el terreno, árboles gigantescos, una vegetación tropical que se come literalmente los puentes y pasos creados por el hombre, algo precioso y a la vez fantasmagórico, ya que la soledad es una de las aliadas de esta zona de la Habana, donde en algunos puntos casi no llega la luz del sol, pareciendo estar dentro de una selva completamente tupida.

La contaminación del río es tal que han desaparecido todas las especies que antaño lo poblaban, peces, moluscos, ranas, todo vestigio de fauna ha desaparecido.

Este hecho hace que La Habana llore un poco más, a pesar de su Capitolio, de sus gentes, de su bondad, de su sonrisa perpetua, de su carácter, han pagado un precio demasiado alto para un milagro que nunca ha llegado a producirse.

Ojala llegue el día en que ese parque vuelva a florecer lleno de esplendor como los campos de amapolas que ahora embellecen mi tierra isleña.



Texto y fotos; Miguel Adrover Caldentey

miércoles, 14 de abril de 2010

Hoy agradezco la libertad

Cuando uno se encuentra de frente con la libertad, es lo más bello que puede vivir, esta ardilla roja se paseaba tranquilamente por la selva de Costa Rica, saltando y corriendo de árbol en árbol, de rama en rama, mientras, este colibrí iba libando sin ningún recato las flores más apetecibles que iba encontrando en su camino, libremente.


Probablemente ellos no fueran conscientes, pero para mi, hoy que veo de nuevo las imágenes, las asocio con esta libertad tantas veces buscada, y que te da alas para ser tu mismo, para sentir el viento en la cara, para sentir la vida y decir, elijo mi camino.

Hoy agradezco de corazón esa libertad.

Hoy agradezco elegir mi camino.

Hoy agradezco elegir a mis amigos.

Hoy agradezco sentirme vivo.






 
 
Texto y fotos; Miguel Adrover Caldentey

lunes, 12 de abril de 2010

H2O

H2O, es quizá la primera formula que conocemos cuando estudiamos, agua, tan sencillo como unir dos átomos de hidrógeno con uno de oxígeno. Así la conocemos y así es desde la creación del mundo.


El agua constituye dos terceras partes de nuestro cuerpo, nuestros fluidos vitales son salinos, nos desarrollamos dentro del líquido amniótico, sea cual sea nuestra religión, seguro que contiene un rito bautismal o iniciático que se basa en el agua, una historia de diluvio o destrucción en la que el agua es la protagonista, y un referente milagroso en la que el agua destaca.

Nací en una tierra rodeada de agua, Mallorca, el mar es parte de mi vida, siempre ha estado presente en ella, y considero que se me haría muy difícil vivir sin su presencia constante.
Desde pequeño me acostumbre a que cuando abría el grifo, el agua manaba como por arte de mágia, hoy he comprobado que en muchos lugares del mundo esa posibilidad es todavía es una utopía.

Parece que todos creemos que el agua es un bien inagotable, quizá es así en la realidad, ya que el agua se regenera siempre, pero a que precio. El agua que hoy bebemos es la misma que bebían los dinosaurios hace millones de años, pero la gran pregunta es si seguimos contaminándola y haciendo un mal uso de ella vamos a darle oportunidad de seguir abasteciéndonos en nuestra demanda. Países enteros ya saben que nó.

Al cambiar los regimenes de lluvias por el calentamiento global, unos países se desertizan, otras zonas en cambio se inundan y sus capas freáticas absorben tanta agua que se desplazan destruyendo también el ecosistema cultivable o vegetal,

Vemos agua por doquier, prácticamente tres cuartas partes del planeta están cubiertas por el agua, pero no tenemos en cuenta muchas veces que el agua dulce, la que nosotros necesitamos para sobrevivir, empieza a no ser suficiente si no explotamos recursos que hasta ahora eran fuente de sostenibilidad.  A costa de marearos con datos os diré que de todo el agua existente en nuestro planeta, el 97% es salada, el 2% es agua dulce en estado sólido, en forma de hielo y nieve y un único 1% es la que vemos fluir.
De esta agua en forma líquida que sigue manteniendo el ciclo de la vida, absorción por parte de la tierra, irrigación acuífera, llegada al mar, evaporación a la atmósfera y reentrada en forma de lluvia o nieve más de un 97% está en el subsuelo recargando los acuíferos a través de la filtración, hoy en día prácticamente en todos los continentes el ritmo de explotación de dichos acuíferos es superior a su regeneración.

Únicamente el 3% restante de esa agua es la que podemos ver en lagos, ríos y humedales, cuando pienso que esa es la que tenemos para regar nuestros campos, alimentar nuestras ciudades, refrigerar nuestras centrales eléctricas, por lo menos a mi, se me hace un nudo en la garganta al ver el despilfarro que del agua hacemos.

Hoy en día, siempre basándonos en estudios comparativos y porcentuales, cada habitante de Europa y Norteamérica consume aproximadamente 300 litros de agua diarios, en muchos países, muchísimos, la posibilidad de agua por habitante/día no llega a los 30, y normalmente en unas condiciones higiénicas y de potabilidad lamentables, pero eso será motivo de otro post.
Hoy solo quiero levantar la voz en defensa del mar, de los ríos, de los lagos, del agua, por favor, no la contaminemos ni la desperdiciemos, es parte fundamental de nuestra vida.



Texto y fotos; Miguel Adrover Caldentey

domingo, 11 de abril de 2010

Divagando

Jugando a encontrar respuestas, normalmente encuentras preguntas, al ver esta imagen, tomada de madrugada cerca de un conocido lago en Escocia, me viene a la memoria el frío intenso que reinaba ese día, y me sumerjo en recuerdos, sencillamente divago, y una vez más la mente se independiza, y vuelvo a sentir frío, pero es ese frío interior compañero y amigo, frío al que a veces nosotros mismos abrimos las puertas, y con el que debemos acostumbrarnos a dialogar sin temor, porque él nos trae muchas veces las preguntas necesarias para que encontremos las respuestas.
Es entonces, al dejarte invadir por esa sensación cuando lentamente la tibieza del sol va adueñándose de ti, recibes el calor de quien está a tu lado, sientes la proximidad del mundo y notas la vida.
Esas respuestas llegan desde dentro, fluyen del interior, nacen con fuerza y sientes que el frío se desvanece así como un nuevo día nace en ti.

Nunca dejemos de hacernos preguntas, ellas serán el camino para encontrar las respuestas.



Texto y fotos. Miguel Adrover Caldentey