sábado, 18 de septiembre de 2010

Nos vemos en el camino

Cuando me dices adios no siempre es un hasta luego
Cuando empieza lo peor parece que tienes miedo
Pero me aseguras que...

Nos vemos en el camino,
que queda por recorrer,
quiero que vengas conmigo
y a tu lado amanecer.

Nos vemos en el camino,
que queda por recorrer,
quiero que vengas conmigo
y a tu lado amanecer,
a tu lado amanecer.

Cuando duele la distancia
y nos invaden las dudas
Cuando me dices que no,
que no debo tener ninguna
Porque me aseguras que...

Nos vemos en el camino,
que queda por recorrer,
quiero que vengas conmigo
y a tu lado amanecer.

Nos vemos en el camino,
que queda por recorrer,
quiero que vengas conmigo
y a tu lado amanecer (BIS)

Letra de la canción "Nos vemos en el camino" del grupo, El sueño de Morfeo.
 
Pues eso os digo, nos vemos en el camino, ya que durante dos semanas estaré recorriendo nuevos lugares, nuevas emociones, nuevos paisajes, espero llenar la retina de luz y la tareta de la cámara de imágenes, espero respirar a pleno pulmón, sentir la caricia del aire, vivir el camino, andarlo, llenarme de él.
 
A pocas horas de subirme al avión, un saludo a todos.
 
Foto; Miguel Adrover Caldentey

martes, 14 de septiembre de 2010

Riamos

Según el diccionario, la risa es el movimiento de la boca y de otras partes del rostro que demuestra alegría, el sonido característico que emitimos al reír. Pero la risa es mucho más, es un reflejo espontáneo que enseña al mundo nuestro estado de ánimo más inmediato.


Es una comunicación no verbal expresada mediante nuestras facciones, un gesto innato que no se aprende y que todos sabemos realizar, incluso los niños a una edad muy temprana. Gracias a la risa, nuestro interlocutor puede saber cómo nos sentimos al momento, al tiempo que revela nuestro lado más amable y cercano, favoreciendo las relaciones.

Las propiedades de la risa, y no es difícil comprobarlo, son muchísimas: te relaja, te desestresa, eleva la autoestima, mejora la digestión y hasta alivia dolores del cuerpo y del alma

Es un hecho probado: además de producir bienestar a nivel espiritual, psicológico y social, la risa tiene una profunda relación con los estados fisiológicos del organismo. Al reír experimentamos una especie de electroshock que nos ayuda a combatir todo tipo de enfermedades y a favorecer la longevidad.

Las propiedades desintoxicantes de la risa fueron descubiertas desde hace mucho tiempo por los antiguos sabios de Oriente. El bienestar espiritual que produce se explica por su capacidad para crear un espacio para estar con uno mismo y ubicarnos en el aquí y el ahora, en el presente, ya que cuando reímos nos es imposible pensar. Esa imposibilidad de pensar hace que durante unos momentos desconectemos totalmente nuestro interior de todo lo que nos rodea, somos capaces por un instante de bloquear el cerebro totalmente.

En la India existen incluso templos sagrados donde se practica la risa, ya que es considerada una técnica de meditación en sí misma. Por tener esta facultad, a la risa, Osho la bautizó como "las alas del hombre".

En Occidente, sin embargo, aunque se le llamó la medicina del alma desde el año 1300, no se tuvo idea de su alcance hasta hace poco tiempo. Las investigaciones realizadas en torno a la risa son relativamente recientes, pero ya han arrojado la información suficiente, hoy en día son muchísimos los que ya han practicado o practican la riosoterápia.

Estamos en un mundo lleno de problemas, expuestos constantemente a ellos, no podemos mantenernos ajenos a ellos, pero eso no quiere decir que debamos ser taciturnos, grises, o estar enfadados siempre, quizá si comprendemos que una sonrisa puede contagiarse, que una respuesta con buena cara o una carcajada en un momento dado es la mejor y más efectiva medicina para la ansiedad o el mal humor de otro, además gratis y sin costo, aprenderemos sin duda que el reír nos hace por un momento olvidar nuestros problemas, mientras uno ríe no existe nada más, es como si mientras reímos el mundo se hiciera a un lado.

Una persona que sonríe envía infinidad de mensajes a su entorno, mientras que uno que nunca lo hace puede lanzar señales de negatividad o de rechazo. Y un dato interesante: la sonrisa falsa o forzada se reconoce por su duración, más larga que la sonrisa natural o espontánea.

Seamos sinceros cuando riamos o sonriamos

Es muy importante saber reírse y rodearse de gente que sabe reír, ya que la risa es un des−estresante natural. Sin duda alguna y esto esta comprobado científicamente, los grupos de trabajo que tienen un buen humor, a comparación de los que no, pues tienen una mayor facilidad y compatibilidad a la hora del trabajo, lo que ayuda en la velocidad de creación y calidad.

No neguéis una sonrisa, no escatiméis una risa, una carcajada, rompamos la tendencia de ir con la cara amargada, quizá será la mejor manera de darle en la espinilla a todos esos que les gustaría vernos así, y también quizá alguno de esos tan van por la vida con ese semblante tan serio se anime a intentar sonreír.

Mientras tanto, yo hoy doy gracias a todas las personas que llenan mi vida de risas, sonrisas y alegría.

Texto y fotos: Miguel Adrover Caldentey

domingo, 12 de septiembre de 2010

Como antaño

Esta mañana he disfrutado de volver a la esencia pura del campo, aquel en que los hombres curtidos al sol hacían las labores de siega con la única ayuda de los animales de tiro, fue en la pequeña localidad de Cas Concos, en Mallorca, donde por un día se recuperan las raíces, el polvo de los campos se mezcla con el sudor de los payeses, el agua fría en el botijo sustituye a las latas de refrescos en la nevera portátil.




Un día donde el ruido de las modernas cosechadoras queda callado y únicamente las amenas conversaciones y alguna que otra canción popular se escucha entre el ligero repiquetear de la antigua maquina de segar tirada por el caballo.



Yo nací en el campo, recuerdo vagamente escenas como las que volví a vivir ayer, recuerdo en mis primeros años viajar montado en el carro, las labores de la siega, la trilla, aunque son recuerdos muy vagos, ya que en mi niñez el campo ya empezaba a mecanizarse en aras de obtener un mayor rendimiento a las fincas.


Y con ello se perdió parte del alma de esta y otras muchas tierras, con el paso de los años, la mecanización e industrialización de todo lo referente al campo ha hecho que lo que antes trabajaban quince o veinte familias ahora una única máquina lo realice, siega, bate, trilla, separa el grano y embala.


Antes no, cada episodio era trabajado entre todos, familias que unían esfuerzos para realizar la temporada juntas y así evitarse fatigas mayores, la sombra de los árboles era refugio de comidas campestres, y si había que pararse media hora para liar un cigarrillo y beber agua fresca, nadie controlaba el reloj.


A media mañana un descanso para tomar una rebanada de pan con queso y un racimo de uva o una sandia, a mediodía un largo descanso para evitar las horas de más sol, y por la tarde, antes de que anocheciera de vuelta a casa, y si en la finca vecina había otros que estuvieran trabajando pues nadie impedía aquella tertulia que no tenía tiempo fijado.

Ahora la maquinaria pasa como un enorme cortacésped por las cosechas, en la cabina un conductor escuchando música con el aire acondicionado, empieza la jornada muchas veces antes de la salida del sol y la termina cuando el sol ya se ha ido, eso sí, en un día trabaja más hectáreas que las que trabajaban antes diez familias en un mes, pero sigo pensando que este avance tecnológico ha hecho que el campo perdiera parte de su alma.

Hoy he disfrutado de volver a vivirlo, de ver como los mayores mantienen intactos su recuerdos y habilidades, como las manos llenas de callos siguen siendo certeras a la hora de equilibrar el filo de una guadaña con el martillo, como siguen sentándose a la sombra de un árbol, he disfrutado de volver a mis raíces, y de poder ver que hay jóvenes que desean que la tradición no se pierda con ellos.

Mi homenaje a todos los que han sudado el campo de cualquier tierra, todos los pastores, payeses, labriegos, segadores que un día levantaron el polvo de nuestros campos, y estas imágenes para que perduren en nuestro recuerdo.







Texto y fotos; Miguel Adrover Caldentey