miércoles, 24 de noviembre de 2010

Dualidad

Aunque todo sea uno en esencia y realidad, la naturaleza nos muestra ambas caras, el color y el blanco y negro, es sencillamente comprender que todo se manifiesta y aparece como dos partes de un mismo escenario, podemos separarlos, podemos aislarlo, pero Unidad y Dualidad están íntimamente entrelazadas, indicando la primera en su conjunto el Reino de lo Absoluto, y la segunda en su expresión aparente y relativa.


La Unidad nos sumerge en el global, la frondosidad de un bosque, de una tupida maraña de hojas con raíces en la tierra que se alimentan del agua y sus nutrientes, la Dualidad expresa la existencia en sus múltiples formas, sus capas, sus anacronismos, sus colores, sus flores, entretejidas, por así decirlo, entre si mismas, diferentes pero formando parte de un mismo concepto, se convierten en los pares opuestos, que en si mismos constituyen el sello que marca el devenir del mundo en el que rigen los efectos combinados convirtiéndose en la Ley que gobierna toda manifestación.



Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey

domingo, 21 de noviembre de 2010

No olvidemos

Esta foto la tomé en 2003 durante una visita al campo de concentración Terezin, (Chequia). Es el cementerio que nos recuerda el horror, es la memoria histórica que nunca debiéramos perder, para no volver a caer en los mismos errores. Ahora, rescatada del álbum de ese viaje, quiero compartirla con vosotros, desearía creer que el ser humano ha aprendido de sus errores, pero creedme que lo dudo, basta sentarse ante el televisor o leer las noticias en la prensa. Después de revisar ese álbum de imágenes y recordar de nuevo el inmenso frio que se siente al ver, comprobar, y estar en un lugar como es ese o cualquier campo de concentración, una vez más siento como duele el corazón.


Sabéis, lo mejor para no olvidar es el recuerdo, aunque duelan, todos deberíamos recordar constantemente a nuestros dirigentes de hoy en día, a los niños hoy, adultos de mañana, los graves errores que la humanidad ha cometido, y como, si no se pone remedio pueden volver a cometerse, o quizá se estén cometiendo ya en comunidades cuyos miembros deberían ser defendidos por la ONU y que siguen siendo directamente objetivo de una tremenda limpieza étnica, a pesar de que las operaciones de maquillaje y propaganda sigan intentando tapar dichos actos. ¿Estarán de nuevo las prioridades económicas sobre las humanas?



Para que recordemos me he permitido recordar un poco la historia.



El 10 de junio de 1940, la Gestapo tomó el control de Theresienstadt (Terezin) instalando una prisión en la Kleine Festung ("Fortaleza pequeña"). El 24 de noviembre de 1941, el lugar fue convertido en un ghetto amurallado, que presentaba una fachada que escondía la operación de exterminio de los judíos, impulsada por el jefe de las SS, Reinhard Heydrich. Para el mundo exterior, Theresienstadt debía aparecer como una colonia judía modelo. Incluso se rodó una película con el título de Der Führer schenkt den Juden eine Stadt (El "Führer" regala una ciudad a los judíos), para transmitir esa sensación. Pero se trataba de un campo de concentración, que también fue utilizado como campo de transición hacia Auschwitz y los otros campos de exterminio, miles de judios y deportados perecieron en las camaras de gas de esta nueva “ciudad” y fueron incinerados en los pavorosos hornos crematorios.





Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,

guardé silencio,

porque yo no era comunista,



Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,

guardé silencio,

porque yo no era socialdemócrata,



Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,

no protesté,

porque yo no era sindicalista,



Cuando vinieron a llevarse a los judíos,

no protesté,

porque yo no era judío,



Cuando vinieron a buscarme,

no había nadie más que pudiera protestar.



Martin Niemöller es el autor de este poema erróneamente atribuido al también poeta aleman Bertol Bretch, Niemöller lo escribió después de renunciar al mundo nazi.

Martin Niemöller (1892-1984) fue un pastor luterano alemán. Se graduó como oficial naval y durante la Primera Guerra Mundial estuvo al mando de un submarino. Después de esa guerra mandó un batallón en el Ruhr y participó en la represión contra los comunistas. Entre 1919 y 1923 estudió Teología en Münster. Ya como pastor apoyó al principio la política anticomunista, antisemita y alemán nacionalista de Adolf Hitler.

Reaccionó al fin contra el nazismo en 1933 cuando Hitler, en desarrollo de la política totalitaria de homogenización, denominada oficialmente Gleichschaltung, impuso sobre las iglesias protestantes al grupo de los Deutsche Christen (cristianos alemanes) que unieron 28 iglesias regionales alemanas.





Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey