sábado, 6 de marzo de 2010

Miradas V

Hoy os presento una mirada diferente.
Junto al templo de Pushkar, ciudad santa del norte de la India, encontré a este sadhú, (santón) que impartía su bendición de paz a quien se le acercaba, su expresión no cambiaba fuera quien fuera el que estuviera con él, bendecía a jóvenes, niños y mayores, sentado en un rellano de la escalinata, veía desde sus ojos el ir y venir de la gente, pero siempre emanado tranquilidad, sus pobladas cejas esconden en parte su mirada, pero se nota la sensación de tranquilidad que trasmite.
No es un sacerdote, no es un religioso, el vivé de lo que los que acuden al templo le regalan, normalmente pequeñas porciones de comida que dejan a su lado y que él toma o reparte entre los pobres que se acercan a él, vive en meditación, buscando su equilibrio en paz consigo mismo. Es indescriptible lo que uno experimenta compartiendo, aunque sea unos momentos,  un ratito de meditación junto a una de estas veneradas personas en la India, parece que parte de su aura te envuelve al compartir su espacio y su paz te llena.
Al despedirnos, un sencillo "Namasté" y una mirada calida de "hasta pronto".

Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey

jueves, 4 de marzo de 2010

Miradas IV

Otra mujer zíngara, de otra ciudad y de otra casta, se nota su mirada más altiva, demoledora diría.


En la India, los habitantes del Punjab, creen que los tatuajes que ostentan en vida los ayudaran a pasar los peligros del tránsito del alma. Por eso no es de extrañar que les den un Simbolismo Mágico Religioso.

Lo más normal en India es el tatuaje de henna, que no son permanentes, unos tatuajes que se realizan antes de las bodas, o en el octavo mes de gestación, (muchas veces para conocer si el novio desposará a la chica o para conocer el futuro del bebe, según la duración del tatuaje).

Pero, hay diversas etnias, descendientes de los zingaros que siguen conservando sus formas de vestir, sus ornamentos, la proliferación de adornos corporales, y que han incluido esta practica pseudo-religiosa, en su manera de vivir. La verdad es que es difícil encontrar una mujer como esta, en la que se pueden apreciar los tatuajes de henna en las manos, pero también multitud de tatuajes permanentes con motivos religiosos, en los antebrazos, y ornamentales en cara, junto a los ojos, mejillas, y escote.

Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey

miércoles, 3 de marzo de 2010

Miradas III

La tercera mirada, nace de esta mujer, zíngara, o gitana, como queráis, con su hijo (que es la mirada) en brazos. Si, es una mujer gitana, muchos desconocen que el origen del pueblo gitano sobre el que los historiadores trabajan apunta en una dirección, La India


Muchas teorías han sido elaborados acerca del origen de este pueblo presente en todas las naciones del occidente, llamado en distintas maneras, comúnmente conocidos como gitanos, cigány, zíngaros, etc., cuyo nombre verdadero es Rom (o mejor Rhom) para la mayoría de los grupos y Sinti para los demás. Toda la hipótesis que sostiene el origen indoeuropeo se apoya sobre un solo elemento: el idioma Romaní.

En el siglo X los gitanos abandonaron la India por causas desconocidas y comenzaron su largo peregrinar por Asia, Europa y luego el mundo. La lengua gitana en la diáspora sufrió influencias y transformaciones debido a las lenguas habladas en los países de acogida, causando la división dialectal de la misma. Sin embargo, esta fragmentación no llegó a crear diferencias tan importantes entre los dialectos principales que poco cambiaron, en cambio otros sufrieron una invasión tal de otras lenguas que los llevó a convertirse en jergas dentro de las lenguas mayoritarias o a ser eliminados por éstas, como es el caso del llamado caló de los gitanos de España.

Actualmente en la India queda una comunidad muy mermada de cingány, una comunidad que nunca ha sido tratada como la Hindú, también sufre la marginación que le obliga a seguir siendo un pueblo nómada, a vivir muchas veces en el camino, ese camino que nunca conduce a alguna parte.

Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey

martes, 2 de marzo de 2010

Miradas II

Es la segunda mirada que os presento, esta quizá con más angustia en la expresión, quizá un atisbo de miedo por su futuro, y dolor en el corazón. Es el problema de los dalits, los intocables, los impuros, un problema social mucho mas acentuado en las mujeres.


Si el vivir, siendo hombre, en un país donde las castas siguen imperando a pesar de estar abolidas por el gobierno, es difícil, imaginaos lo que tiene que ser siendo mujer sin poder acceder a la educación ni al mercado laboral, únicamente pueden trabajar en los llamados trabajos impuros, que tienen que ver con la muerte y los desechos.

Otra mirada que, para mi, suplica que algo cambie, que la sociedad evolucione, que entre todos podamos conseguir que esos ojos, algún día, sonrían y su hijito pueda un día jugar con los demás niños en la calle, y pueda estudiar en un colegio, o trabajar en una tienda o en un restaurante.

Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey

lunes, 1 de marzo de 2010

Miradas I

Hoy quiero iniciar la subida en el blog de una serie de post monográficos que denominaré “miradas” no es más que una idea para poder enseñaros el trabajo realizado en mi último viaje a La India, y que después se convirtió en parte de la exposición “Paisajes Humanos de La India”.

La realidad es que son simples fotografías, sin retoques, sin mascaras, cada una de las que veréis en estas entradas son las que captó mi Nikon al natural, el objetivo de este trabajo era plasmar la realidad de la vida hindú, huir de la imagen de miseria que se asocia con ese país y a través de las miradas de sus gentes plasmar la realidad del día a día y de esa manera poder llevarla hasta vosotros.
Algo que siempre me ha llamado la atención es intentar ver en la mirada los sentimientos que pasan por el interior de una persona. En la India, esta sensación se multiplica, ya que desde las miradas altivas de los Brahmanes, hasta la mirada al suelo de los dalit cada una encierra una historia en si misma.

Hoy os entrego la primera “mirada” .



Entre las miradas, las que siempre llaman la atención son las de ojos limpios como un amanecer, sin envidia, sin resentimiento, las que únicamente trasmiten un mensaje, "soy yo, soy así, quiéreme como soy, no quieras cambiarme, no soy ni peor ni mejor, solo soy una persona, como tú"

Y si esa mirada viene de una madre con un pequeñín en cuya cabeza se nota como una enfermedad va extendiéndose, probablemente sin medios para detenerla, y te la dirige sin reproche, sin rabia, sencilla y a la vez cálida para mi tiene mucho más valor.

Texto y foto; Miguel Adrover Caldentey