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Cuando uno sale de una sala de cine con una inyección de energía y moral que sobrepasa sus expectativas, agradece al director el esfuerzo realizado en plasmar en imágenes la historia vista. Si además se ha pasado dos horas y media pendiente de la pantalla, deslumbrado por la belleza de los elementos, por el derroche de imaginación y por la fluidez narrativa de la historia, vuelve a agradecer el empeño en realizar la película.
Y si además de ello se siente identificado en la película con los débiles, y al mismo tiempo se identifica con el mensaje que, toma tras toma, se transmite, siente como le llega con fuerza al interior, llega un momento en que todo tu interior vibra.
James Cameron lo ha conseguido en su última producción, AVATAR, no dejéis de verla, es un alegato comprometido con la energía del mundo, es una mirada al interior del sentimiento que debe tener un pueblo, digo pueblo como raza que habita un planeta que le ha sido regalado, es un grito a la defensa de la naturaleza, del agua, de la vegetación, de la fauna, sencillamente es un canto a la Pachamama, es la esencia de Gaia.
Y a la vez,es un ensordecedor grito en contra de las aberraciones que se pueden llegar a realizar por nuestro afán de querer todo cueste lo que cueste, de que todo lo que contiene la tierra es del que tiene dinero para poder extraerlo, que no hay nada que se interponga ante la posibilidad de multimillonarios beneficios, que el poder económico está por encima de cualquier legalidad.
La historia no os la contaré, solo deciros que, además de la plasticidad y la fuerza de las imágenes, me emocionó ver el vínculo de los pobladores con la energía, con la naturaleza, con los animales.
Que belleza el poder imaginar como sería si llegáramos a comprender y creer que todo esta interconectado, que somos parte de un mundo que es una entidad en si misma que nos aglutina a todos, que somos parte de una energía que sufre cuando sufrimos o provocamos sufrimiento, que formamos parte de un mundo que nos provee y que nos siente parte de él mismo así como parte de si mismo son sus bosques, su fauna, sus mares.
Por momentos, imaginé que estaba viendo una de aquellas pelís que tantas veces hemos visto en la que los indios americanos defendían de los yankees sus tierras sagradas, sus bosques y praderas, las manadas de búfalos, siempre deseé que al final fueran los vencedores en la lucha, pero como recordareis, aunque al principio se les concedía alguna pequeña victoria, al final siempre triunfaba el séptimo de caballería diezmando de forma atroz aquellas “hordas de salvajes” en pos del futuro, de la expansión del ferrocarril, del establecimiento de los colonos, o de la extracción del oro de cualquiera de sus ríos sagrados.
Y por desgracia las aberraciones fueron mucho más genocidas que las que nos enseñaban las películas de “indios”. (Esto podemos extrapolarlo a cualquier colonización)
Después de haberme identificado tantas veces con los pieles rojas, por fin, después de ver AVATAR puedo decir que mi sueño de joven se ha cumplido, al fin una en la que gana los indios,,, y espero que también muchos de nosotros.
Texto y fotos; Miguel Adrover Caldentey