Uno de los personajes más conocidos en la India y del que
existen más historias escritas, es el gran místico Sufí Nasrudín.
Un místico que siempre nos es presentado con una personalidad en la que coexisten la locura, la inocencia, la despreocupación; pero que, finalmente, siempre nos aporta unas lecciones fáciles de entender y que nos hacen recapacitar sobre si realmente somos tan inteligentes como creemos.
Una de las historias que se cuentan de Nasrudín dice:
Un día Nasrudín, fingiendo de nuevo su locura, pero a sabiendas ya de que sus palabras eran escuchadas con atención por los habitantes del pueblo donde se encontraba, envolvió un huevo de gallina con un pañuelo.
Con aquel envoltorio que contenía el huevo, se dirigió hacia la
plaza de la localidad y subido en un banco empezó a llamar la atención de los que por allí pasaban…
…—Hoy realizaremos un interesante concurso, iba diciendo a todo el que quería escuchar, y cada vez eran más los que se arremolinaban a su alrededor.
—Quien descubra lo que hay escondido en el interior de este pañuelo
—decía enseñándolo a la gente reunida— se llevará de premio lo que dentro se esconde.
Los que escuchaban, dirigiéndose a él le increpaban.
—¿Cómo quieres que lo sepamos? ¿Cómo podemos saber lo que escondes? Es imposible, entre nosotros no hay ningún adivino.
Entonces Nasrudín insistía.
—Lo que hay aquí dentro, lo que esconde el pañuelo, es amarillo en el centro, como una yema, rodeado por un líquido transparente, como una clara y, todo rodeado por un envoltorio muy fácil de romper. Es símbolo de fertilidad y nos recuerda a los pájaros en el nido.
A ver quién de vosotros me puede decir ahora de qué se trata, ¿Qué es lo que he escondido en el pañuelo?
Todos hacían sus cábalas, lo más lógico es que fuera un huevo, pero si lo fuese, nunca hubiera dado unas pistas, unos detalles tan claros como para permitirles acertar la respuesta correcta sin tener
que pensar. Seguro que no.
Y si fuese un elemento alquímico, entonces sí sería una cosa más importante y el místico les habría dado unas pistas que posiblemente tendrían relación pero que habría escondido bajo descripciones que les habrían hecho pensar en un simple huevo, y así hacer quedar en ridículo a los que osaran querer hacerse el listo.
Nasrudín volvió a repetir por dos veces la descripción del objeto que llevaba escondido en su pañuelo, formulando de nuevo la pregunta.
Nadie se atrevió a dar una respuesta.
Entonces, el desenvolvió delicadamente el pañuelo, enseñando a todos los reunidos el huevo que escondía en su interior.
—Todos vosotros sabíais la respuesta, pero ninguno se atrevió a traducirla en palabras para ofrecer una contestación. Así es la vida de aquellos que no se atreven a arriesgar, que no tienen coraje para seguir adelante con sus convicciones.
Las soluciones son evidentes, están siempre a nuestro alcance, las tenemos delante de nosotros, puestas por la naturaleza o por Dios, siempre generosamente. Pero siempre nos entretenemos en buscar respuestas, en buscar soluciones más y más complicadas, y terminamos casi siempre, sin hacer nada de nada.
Si la analizamos detenidamente, hoy en día esta historia es tan válida como cuando fue escrita. La realidad es que a pesar que las cosas se vean claras y diáfanas, a pesar que tengamos muchas garantías, nos hemos acostumbrado tanto a las decepciones y desengaños, que preferimos esconder la mano antes de asumir
el riesgo a dar un paso del que no tengamos absoluta certeza, aunque estemos convencidos de tener más del noventa por ciento de posibilidades de acertar en nuestra respuesta o acción.
Texto: Extracto del libro "Cuentos de sabiduría" (Miguel Adrover Caldentey)
Foto; Sadhu en Puskar (Miguel Adrover Caldentey)
martes, 23 de marzo de 2010
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Hola Miguel!! Muy interesante amigo. Cuánto debes haber aprendido de esos viajes extraordinarios. Se nota en todo lo que escribís. Tu reflexión es muy real, tenemos miedo de asumir riesgos.
ResponderEliminarBesosssssss
EXCELENTE MADROCA... PARA PENSAR Y ANALIZAR!!!
ResponderEliminarNamasté
Muy interesante la reflexión del cuento.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Miguel, excelente relato.. simple y muy profundo a la vez. Propio de un místico. Profundo porque cuestiona nuestra manera de relacionarnos con el mundo y con los demás.
ResponderEliminar"Si yo pudiera amar sin presentir .." dice la letra de un tango.
También me quedaré por aquí, entre destellos de luna y viento.
Es necesario en los tiempos que corren.
Saludos desde Argentina !
Precisamente es lo evidente lo que más nos cuesta asimilar, lo más simple. Precioso cuento. Gracias.
ResponderEliminarHola Miguel lo más difícil en la vida es ser coherente. Y solo desde al coherencia seremos capaces de arriesgar algo por nuestras convicciones.
ResponderEliminar¿Que difcil es superar siempre esa duda que yace en el fondo del cebrero.
Un abrazo
¡Qué buena e intersante historia!gracias por traerla,para mi era desconocida
ResponderEliminar¿Y por qué hacemos eso? ¿miedo tal vez? jo como nos complicamos. Un cuento muy bueno, el libro tiene que ser una maravilla.
ResponderEliminarUn saludo :)
que relato tan bueno y cuanta sabiduria hay en él, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarTengo que ir a visitar este país.
ResponderEliminarun saludito
Qué buena la historia y efectivamente es atemporal.
ResponderEliminarUn beso
Nuestra mente esta entrenada para enredarnos en las lianas de la vida, nos resulta complicado ver la facilidad de las cosas, si estan sencillo no puede ser....Que equivocados estamos, cuando respirar, poder ver, escuchar los latidos del corazón... en fin todas esas cosas son la esencia, es la vida.
ResponderEliminarMil gracias por visitar Ulaca, ese rincón donde guardo mis sueños, donde dejo que las palabras palpiten, a ritmo de teclado.
Es un honor contar con tus visitas.
india.
Pues sí, las cosas muchas veces son más fáciles de lo que parecen. Lo temores muchas veces no echan para atrás, como "el qué diran", al fracaso... Una pena teniendo en cuenta que sólo se vive una vez.
ResponderEliminarTengo un libro de cuentos sufíes y muchas veces he leído varias de sus historias.
Un abrazo Miguel.
Un día Nasrudín, fingiendo de nuevo su locura...
ResponderEliminarAsi es, a veces hay que fingir locura para demostrar a los "cuerdos" quien es el loco.
Magnifica entrada que nos enseña que pase lo que pase en la vida siempre debemos levantarnos y ponernos en pie, pero nunca quedarnos tirados en el suelo.
A veces la respuesta más evidente, nos parece tan evidente que la dejamos de lado. Creo que está en la naturaleza humana apreciar más aquello que es complejo, subestimando lo simple.
ResponderEliminarDenota también el terror que tenemos a equivocarnos, a hacer el ridículo... Tenemos tanto que aprender!
Un beso
cuanta verdad escondia em un huevo tan claramente descrito.....el miedo paraliza!!!!! gracias amigo por brindarnos un ratito de reflexion de bucear en nuestro interior....la música que pones ayuda !!!!!! me encanta entrar
ResponderEliminaren tu blog, tengo garantizado momentos llenos de mensajes bellos. Un abrazo Begoña