miércoles, 10 de febrero de 2010

La soledad entre las multitudes

A veces la más triste de las soledades es la que se vive entre multitudes. No siempre la soledad es el no tener alguien al lado, demasiadas veces es no tener nadie con quién hablar, con quien compartir,  por esto hoy he titulado así post.



Hubo una vez alguien que saliendo del emblemático edificio donde vivía se fijó que allí delante había un señor que encima de la solapa de su americana negra se le había quedado prendido un retal de hilo rojo. Aquel trozo de hilo destacaba sobre la tela negra pero el que lo llevaba prendido no podía verlo.

Dirigiéndose a él le dijo; “perdóneme buen hombre, pero es que lleva un retal de hilo en la espalda” y alargando la mano se lo quitó y lo tiró al suelo.

Aquel señor, agradecido, le dio amablemente las gracias y entabló una conversación banal con él. Hablaron unos momentos del tráfico, del tiempo y de lo cara que se había puesto la vida.

Hasta que, delicadamente, le dijo que, sintiéndolo mucho tenía que seguir su camino, que había sido un placer, pero que debía marcharse.

Momentos después, cuando hubo cruzado la calle, se giró para despedirse de ese hombre, moviendo su mano.

Para sorpresa suya, vio como aquel hombre recogía delicadamente

aquel hilo que él le había quitado y volvía a dejarlo caer sobre la solapa de su chaqueta negra.

Intrigado, esperó a ver que hacia después. Al cabo de un momento, otro viandante se paró junto a aquel hombre y prácticamente repitió los mismos pasos que él había realizado momentos antes: le retiró el hilo, hablaron unos momentos, y luego se despidieron.

Momentos después de la despedida, cuando creyó que su otro interlocutor ya no le veía, aquel hombre volvió a recoger el hilo rojo, y la situación fue repitiéndose una y otra vez.

Al fin entendió que lo que estaba haciendo aquel hombre del hilo era conseguir unos momentos de compañía, unos momentos de conversación. Sentirse parte de aquella ciudad.



Texto y foto: Miguel Adrover Caldentey

8 comentarios:

  1. Un texto que da que pensar.

    Desahogarse y conversar es muy importante para el crecimiento de la persona. No hay más que comprobarlo cuando le cuentas a alguien un problema que tienes y ves el peso que se te quita de encima.

    Un saludo.

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  2. QUÉ POSO TE DEJA ESTE POST...! TE INVADE LA TERNURA, UNA SENSACIÓN DE "EMPATÍA" CON EL PROTAGONISTA, PQ TE PROVOCA UNA "SONRISA",
    Y AL MISMO TIEMPO UN HALO DE TRISTEZA...!

    ES TAN COMÚN LA NECESIDAD DE HABLAR, TANTO COMO LA NECESIDAD DE BUSCAR CUALQUIER PRETEXTO
    PARA ENTABLAR UNA CONVERSACIÓN Q NOS HAGA SENTIRNOS VIVOS!

    ABRAZOS, MIGUEL!

    MALE.

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  3. Hola Miguel!! Muy buen relato amigo. Qué tristeza es sentirse solo entre tanta gente y valerse de esos engaños a uno mismo para entablar un diálogo. Lamentablemente creo cada vez hay más soledad acompañada.Excelente texto.
    Besosssss

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  4. La verdad que la soledad es tan triste, que a vece, sin quererlo, nos encontramos haciendo alguna estupidez para llamar la atención de nuestros semejantes.

    Un abrazo Madroca!

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  5. Supongo que todos en algún momento nos sentimos sólos y deseamos que nos mirén y se ocupen de nosotros al menos dirigiendonos unas cuantas palabras.
    Que soledad!!! ¡¡¡Cuanta soledad!!!
    Excelente el post.

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  6. Hola Miguel, bella historia para confirmar aquello que descubrí siendo aún muy jovencita "Se puede estar solo entre gente y acompañado estando solo" Depende de las circunstancias. Hay muchos tipos de soledad.
    Un brazo

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  7. ¡Saludos compañero! En mi país dicen que un hombre solo no tiene raíces y acaba desapareciendo, por eso importa tanto la familia y los amigos;

    Williams

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  8. Hay mucha gente sola en este mundo. Por cierto muy buena la música.

    un saludo

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