miércoles, 24 de marzo de 2010

Decidir por los que amamos

Era Carl Rogers el que decía que “las únicas personas instruidas son las que han aprendido la forma de aprender y cambiar.”
Pensemos que son muchas las personas que se cruzan por nuestra vida, en diferentes momentos y diferentes etapas, suelen ser personas que pasan por nuestra existencia de una manera fugaz.
Aparecen sin avisar, y un día se vuelven a ir, tal vez sin decir adiós, casi siempre sin despedirse.
Pasan por nuestro lado, caminan un tramo de nuestro camino de la vida, nos enseñan lo que saben, tienen una misión que cumplir y la cumplen, son para nosotros maestros cotidianos, podemos reconocerlos fácilmente, basta con prestar un poco de atención.
A veces la lección es sencilla y aprendemos rápido, otras veces, la asignatura se nos complica, nos parece difícil y cuesta más de aprender. Pero la que más nos costará siempre aprender, es aquella que dejamos pasar sin prestarle atención, aquella que muchas veces tuvimos al alcance de la mano, pero, por no tomarnos un tiempo, por no dedicarle un momento de nosotros mismos, no le prestamos atención. Esta es la enseñanza que nunca sabremos si nos hubiera sido de utilidad en aquellos momentos en que nos encontramos perdidos.
Las oportunidades que nos ofrece la vida no debemos dejarlas pasar, si no, nos puede suceder que, pensando tomar el camino correcto, escojamos el que no debiéramos, puede pasar que, queriendo ser justos, posibilitemos y consintamos una injusticia mucho mayor.

Cuenta una antigua historia australiana, que un poderoso brujo tenía tres hermanas, y a las tres amaba con fervor. Un día, paseando con ellas, se le acercó el guerrero más conocido de toda la región.
—Es mi deseo, poderoso brujo, desposar a una de tus preciosashermanas para convertirla en mi esposa.
El brujo, al escuchar dicha propuesta contestó.
—Si una de ellas se casa, si una de ellas es la elegida, entonces las otras dos creerán que son feas, y serán infelices. Estoy buscando una tribu donde los hombres puedan desposar tres mujeres a la vez, y de esa manera, conseguir la felicidad para todas ellas.
Y el brujo y sus hermanas siguieron su camino.
Durante años y años, aquel brujo acompañado de sus hermanas siguieron buscando por el continente australiano aquella tribu que cumpliera los requisitos que él mismo se había impuesto. Cuando las tres hermanas, cansadas ya de caminar de una región a otra, y viéndose ya cercanas a la vejez, se negaron a continuar su periplo, dijeron al que hasta ese momento había sido su protector.
—Si no hubieras querido incluirnos a todas en el mismo grado de felicidad, una de nosotras hubiera podido realmente ser feliz, al menos una de nosotras hubiera disfrutado de este mundo.
El brujo, reconociendo su error, hizo uso de su magia, y deseando que la vida de las tres no fuera todavía más desgraciada así como que la vejez no continuara apoderándose de sus cuerpos, las convirtió en tres bloques de piedra.
Dicen, que quien visite, cerca de Sydney, el Parque Nacional de las Montañas Azules, las podrá todavía contemplar. De esta manera comprenderá que la felicidad de uno no tiene obligatoriamente porque significar la tristeza de los demás.










Texto: Extracto del libro; Cuentos de Sabiduría (Miguel Adrover Caldentey)
Fotos; Miguel Adrover Caldentey

13 comentarios:

  1. La sabiduría es una chispa que surge en los lugares más inesperados, y este es uno de ellos. Gracias Madroca. Pásate por mi blog. Tengo una pequeña dedicatoria al maestro que hay en ti.

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  2. Vaya que historia....Yo lo hubiera arreglado haciendo que el brujo fuera quien se casara con el caballero y fin de la discusión, pero claro no sería algo tan bonito sino más bien una peli de almodovar...

    Como siempre, genial...

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  3. Hola Miguel!! Excelente y sabia moraleja para sacar de esta historia amigo. Tu introducción me encantó.
    Besosssssss

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  4. Se pierden minutos valiosos en ese andar. El querer ir tras de la felicidad, cuando en realidad la tenemos en nuestras propias narices, y nos volvemos ciegos ante ella. Muy bonita entrada, con un mensaje extraordinario y muy sabio.

    Un beso
    Feliz noche

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  5. Para ser brujo muy listo no era eh?
    Buena moraleja, un beso.

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  6. Ja!buena moraleja y buen texto!

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  7. genial! como siempre! cierto es!! cada uno es feliz a su manera, no todos necesitamos lo miso para serlo..es un relato fabulos! muchas gracias

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  8. Precioso mensaje !!!! gracias por compartir pensa
    mientos tan llenos de vida y y profundidad...un saludo cariñoso Begoña

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  9. No deberíamos intentar comparar la felicidad de unos y de otros, porque eso nos hará infelices. Cada uno tiene que recorrer su camino y encontrar qué es lo que le hace feliz.
    El cuento con moraleja es precioso y un buen reflejo del daño que podemos hacer a aquellos que están en nuestro camino.
    Un beso

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  10. Pues chico, yo hubiera preferido ser vieja y solterona a bloque de piedra ;-)

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  11. Que historia cuentas Madroca y por cierto el comentario de Marga me ha gustado,me ha hecho soltar una carcajada. jeje.

    un saludo

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  12. Una historia con moraleja para pensar y sobre todo reflexionar.

    La felicidad creo que es estar en paz con nosotros mismos, aceptarnos y olvidarnos de hacer mediciones de felicidades ajenas,

    Un besito dulce

    Me gustan las fotografias, :^)

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  13. MARAVILLOSAS TUS FOTOS Y TUS PALABRAS...
    UN ABRAZO DESDE ARGENTINA

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